Enrique Iglesias llenó este domingo los campos de sport del barrio de El Sardinero (Santander) en un concierto que congregó a 30.000 personas y que, sin embargo, acabó con un sonoro pitido de todo el estadio.

El motivo fue su marcha intempestiva y sin despedida del público. Para el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla que también estuvo presente en el concierto, pero no hasta el final—, fue una actuación bochornosa.

"Había una diferencia abismal entre lo que (teóricamente) cantaba...y lo se oía", ha subrayado en Espejo Público. 

El cantante reconoció casi al final del concierto sentirse "nervioso" por cantar en España, e incluso pidió disculpas al público por ello. Sin embargo, cuando su ausencia comenzó a hacerse demasiado larga y la luz se hizo en todo el recinto, los asistentes comenzaron a cuchichear, pitar y muchos de ellos gritar: "Manos arriba, esto es un atraco", o "fuera, fuera". 

A medida que fueron pasando los minutos, los responsables de producción comenzaron a desmontar el escenario, mientras la gente miraba atónia que Enrique Iglesias se hubiera ido sin despedirse ni siquiera presentar a los que le acompañaban. "No se puede hacer eso a un público que ha pagado una entrada", sostiene Revilla. 

Y es que, tras 90 minutos de actuación. el publico comenzó a salir de El Sardinero entre comentarios y quejas del pésimo final del único concierto del intérprete en España. 

"Tenemos una mezcla de tristeza y de ira", ha declarado un espectador que pagó 87 euros por ver a este intérprete. "Fue una cosa terrible". Sin embargo y según las fuentes, Iglesias no se encontraba bien y por eso abandonó las tablas. 

De esta manera, y según ha informado Revilla, han interpuesto una protesta al Ayuntamiento de Santander para pedir explicaciones de lo sucedido.