Fue año bisiesto y pasó a la historia de nuestro país por dos acontecimientos que cambiaron para siempre la imagen de dos ciudades: Sevilla y Barcelona.

La Exposición Universal, de cuya inauguración se ha cumplido esta semana 25 años, celebrada en la capital de Andalucía, coincidiendo con el V Centenario del Descubrimiento de América,  y las Olimpiadas de verano, organizadas en la ciudad condal, marcaron 1992.

Eran tiempos en los que todavía se pagaba con pesetas, 4.000 costaba el pase diario a la Expo, y de la realidad se dejaba constancia para la posteridad en fotografías de papel.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo declaró Año Internacional del Espacio, pero aquí la prensa diaria la copaban otro tipo de titulares. La corrupción no se llamaba caso Púnica, sino ‘Filesa’, ‘Naseiro’, ‘Ibercorp’ o ‘Juan Guerra’.

Frente al televisor, los españoles seguíamos asombrándonos de la poca ropa que llevaban las Mama Chicho, convertidas en icono de Telecinco desde su aparición en el programa Tutti Frutti, que dejó de emitirse ese mismo año, y gritábamos ansiosos cada vez que la cámara enfocaba a Miguel Indurain, al que veríamos ganar por segunda vez el Tour de Francia.

En Televisión Española, La Clave ya se preguntaba si ‘¿Hay democracia en España?, mientras se emitían noticias como la del cierre del único local existente en nuestro país de atención a homosexuales, o la de Montse, una niña portadora del VIH con la que nadie quería ir a clase. ‘Farmacia de Guardia’ triunfaba en Antena 3 con una espléndida Concha Cuetos a cargo del negocio, y ningún adolescente se atrevía a perderse un capítulo de 'Sensación de Vivir'

El felipismo ya no era el mismo y comenzaba a dar muestras de debilidad, aunque González todavía ganaría las elecciones del 93. Fue una época de numerosas huelgas. Funcionarios, mineros y agricultores salieron a las calles.  

La distancia que separaba Madrid de Sevilla quedó reducida cuando Josep Borrel, ministro entonces de Obras Públicas y Transportes, inauguró el primer AVE, capaz de recorrer 471 kilómetros en menos de tres horas.

Una jovencísima Claudia Shciffer hacía volar la imaginación en la portada de Vogue, al rítmo de ‘Please Don´t go’ de Double You y Amigos para Siempre.

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Bon Jovi, con chaleco de cuero y aros dorados en las orejas nos cantaba I’ll Sleep When I’m Dead’, mientras la moda daba la bienvenida al poliéster, a los plumíferos y los abrigos de pelo sintético, que combinábamos con el gusto por los flequillos, el pelo ‘sin plancha’ y los jerséis flojos.  

Al tiempo que Juan Pablo II, convertía a José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, en beato, desde la butaca veíamos a Kevin Costner rescatar a Whitney Houston en ‘El Guardaespaldas’, a Denzel Washington meterse en la piel de ‘Malcom X’ o a ‘La Sirenita’ escaparse del Océano acompañada del cangrejo Sebastián.

Eran otros tiempos, sin duda. Tiempos que recordar, para muchos, que olvidar, tal vez, para otros, y desconocidos por completo para quienes ese año vinieron al mundo. Lo hizo entonces una niña de la que nada sabíamos, pero a quienes hoy casi todos conocen. Tal vez a ti te suene más Miley Cyrus.