La última serie dirigida por Emilio Aragón, ‘Pulsaciones’, basada en cómo un neurocirujano recién trasplantado de corazón trata de resolver la misteriosa muerte de su donante, ha terminado dejando en el aire el debate sobre la posibilidad de que el corazón tenga o no memoria.

Más allá de la ficción, lo cierto es que, dentro de la comunidad científica, si bien no hay unanimidad, son muy pocas las voces que defienden que sea factible que un trasplantado pueda llegar a tener sensaciones del donante.

En España, la mayor parte de los médicos especialistas sostienen que no es posible que el corazón albergue recuerdos. Jesús María Herreros, Catedrático de Cirugía Cardiovascular y Torácica de la UCAM, explica a ELPLURAL.COM que lo que el corazón tiene es una “inervación”, una serie de fibras nerviosas que conectan con el cerebro y que hacen que se le atribuyan emociones, porque “hacen que aumente el número de pulsaciones o el volumen sanguíneo”.

Este médico, que ha realizado más de 150 trasplantes, añade a esto, además, que ese sistema se rompe en los corazones trasplantados. “Las conexiones dejan de existir porque se cortan”, comenta, “son corazones desnervados”.

Herreros pone como ejemplo la realización de ejercicio físico. “Cuando comenzamos a correr enseguida notamos cómo aumentan las pulsaciones”, relata, “pero un trasplantado continúa con la misma frecuencia cardiaca mucho más tiempo”. En un corazón normal la reacción se debe “a esa red de neurotransmisores”, mientras que en los trasplantados la variación obedece a la secreción de hormonas. “Al parar el ejercicio, la frecuencia cardiaca comienza a bajar rápidamente pero no en un paciente trasplantado que irá recuperando las pulsaciones normales al tiempo que metabolice las hormonas”.  

Pese a que la mayor parte de los médicos comparte la opinión de Herreros, algunas voces, como la del cirujano cardiovascular Josep María Caralps, dejan abierta la puerta a la posibilidad de que las células del corazón puedan almacenar su propia memoria.

Testimonios

En los últimos años se han dado a conocer algunos testimonios de trasplantados que aseguran tener recuerdos, emociones y sentimientos de su donante. El psiconeuroinmunólogo Paul Pearsall, en su libro ‘El código del corazón’, recoge relatos de pacientes que aseguran haber experimentado este tipo de reacciones.

En muchos casos, los testimonios proceden de países como EEUU, donde es mucho más fácil conocer la identidad del donante, lo que puede llevar a confundir al trasplantado, afirman algunos especialistas.  

En España la ley impide dar a conocer los datos del donante y a día de hoy ningún paciente ha hecho público que haya sufrido algún episodio de estas características. Desde la Federación Española de Trasplantados de Corazón  niegan también este tipo de teorías “Aquí somos unos 620 y nadie ha notado nada”, asegura su presidente, Emilio Bautista. Fue trasplantado hace 17 años. Es el número 300 del Hospital Juan Canalejo de A Coruña y afirma tajante “que nunca ha sentido algo así”.

Bautista más allá, confirmando que ni siquiera los cuatro pacientes que llevan más de 30 años trasplantados han tenido experiencias de este tipo. “Ellos sí conocieron a las familias de los donantes”, comenta. “Antes los datos se hacían públicos y era normal entablar contacto”. Sin embargo, esta forma de proceder generó importantes problemas y dio lugar a “episodios traumáticos que obligaron a romper el vínculo”.