Los resultados de las elecciones holandesas no han respondido a lo que apuntaban los sondeos, que subrayaban el auge imparable del temido populismo islamófobo. La cruzada contra los refugiados de Geert Wilders no le ha reportado los apoyos esperados, aunque sí ha subido en número de diputados. Es el ejemplo de que Europa sigue teniendo una asignatura pendiente en este sentido.

Braulio Carlés es una de las personas que mejor conocen la realidad de los refugiados en nuestro país. Como responsable territorial de ACCEM en Castilla la Mancha, donde está uno de los centros de referencia de acogida de refugiados, sabe bien lo lejos que se está de alcanzar políticas reales de acogida e integración.

Los datos, cuenta a ELPLURAL.COM, “indican que a día de hoy hay tantos refugiados como después de la Segunda Guerra Mundial”, a lo que añade, “pero ya no hay el mismo afán integrador”.

A su juicio “Europa fue un continente con gran capacidad para acoger y hoy no lo es”. Por ello, afirma, “deberíamos preguntarnos qué hemos hecho con nuestros valores”. No entiende cómo podemos llegar a tener una memoria tan reduccionista o “selectiva”, como para olvidar nuestra propia realidad de inmigrantes. “Es nuestra misma historia de los años 50, o la de la guerra”.

“Los que huyen son cobardes...”

Aunque dentro del viejo continente, España sigue siendo uno de los países más solidarios “queda mucho por hacer”, subraya. “Es terrible oír a gente decir que los que huyen son cobardes, que deberían quedarse a luchar por su pueblo”. Es fundamental que la gente comprenda que “no hay guerra justa y que nosotros también fuimos emigrantes”.

Sobre los discursos islamófobos a nivel tanto político, como ciudadano afirma tajante: “Un corazón que habla así es un corazón enfermo”. “Estamos creándonos una cárcel. Levantando muros y cerrando fronteras lo único que se consigue es dar más espacio a las mafias”.

Está convencido de que Europa está actuando al revés. “Los radicalismos son un caldo de cultivo y las medidas que estamos adoptando tiene un precio que acabaremos por pagar”. Recalca que “el terrorismo no tiene justificación alguna”, si bien invita a hacer una reflexión y a que la población del mal llamado primer mundo se pregunte “qué hemos hecho nosotros”. Y deja en el aire una idea que sobre la que cabe recapacitar: “Quizás algún día los sirios se levanten en armas”.

Los refugiados no llegan

España se comprometió a acoger a 17.000 refugiados, de los cuales han llegado poco más de 1.100. Carlés insiste en que “es necesario mayor compromiso político. Urge agilizar los trámites, ya que desde que se cursa la solicitud hasta que aquí las personas, pasan muchos meses”.

En Castilla La Mancha, Accem cuenta con 10 pisos para acoger a refugiados, 7 en Albacete y 3 en Guadalajara, además de un centro de referencia situado en la localidad de Sigüenza, que funciona desde 1992.

Casi siempre llegan allí a través del Ministerio. El perfil del refugiado ha ido cambiando con los años en función de los conflictos. En 1999 casi todos eran albanokosovares. Pero en sus instalaciones ha habido y hay, cubanos, eritreos, venezolanos, iraquíes, y ahora también sirios. El centro ha ido aumentado sus plazas. De las 22 que tenía al inicio, ahora cuenta con 60, 11 de ellas en forma de apartamentos para familias.

Lograr la integración

“Hay cambios en el día a día”, narra Carles, “modificaciones continuas dependiendo de las procedencias de los usuarios”. Realizan procesos personalizados “porque cada caso es distinto”, indica, “cada uno trae su mochila y el trabajo no es fácil”.

La parte burocrática es también difícil. “Muchas veces es imposible conseguir documentación porque han salido de su país con urgencia o en situaciones extremas”, relata.

El trabajo se hace desde diferentes ámbitos, pero con un mismo reto: “conseguir la integración”.