Todo comenzó cuando el escritor francés, Frédéric Beigbede, en un artículo en El País, opinó sobre los algoritmos sin profundizar demasiado y con cierto tono sarcástico. Sin pelos en la lengua, en el mismo texto afirmaba que “le hemos dado las llaves del poder a los frikis y a los  nerds” en referencia a los ingenieros. Sus líneas estaban llenas de tópicos.

Para Beigbede el mundo está en manos de informáticos “con gafas y granos que no salen de sus casas” que, además, “no saben bailar, ni hacer surf, ni skate, ni break, ni follar”. El escritor francés se despachaba a gusto contra los ingenieros algo que, como cabía esperar, no ha sentado bien al gremio.

Lo que el bueno de Beigbede no se esperaba es la respuesta de estos “tios físicamente acomplejados que no han hecho otra cosa que masturbarse”; una réplica cargada de zascas, aderezados con un toque de fina ironía y con una estructura similar al artículo del escritor.

Los ingenieros contraatacan

Los ingenieros no han dudado a la hora de contestar al  célebre autor, que también los encasilló en el cliché de saberse de memoria los diálogos de Star Wars.

Albert Gil López, estudiante de ingeniería de la Universidad Autónoma de Barcelona, es uno de esos “frikis” que se han encargado de dar la réplica. Cansado de los tópicos que rodean a su profesión, comienza su respuesta ‘descubriéndose’ ante “tan elegante despliegue de sapiencia y símiles para la descripción de los informáticos creadores de algoritmos”.

Gil le recrimina al escritor la descripción “denigrante y retrógrada”, ofreciéndole una definición de la palabra algoritmo a la que el autor no llegó ya que, como él mismo reconoció, “como buen periodista recurrí a Wikipedia”.

Pero no sólo este valiente ha salido a defenderse de las críticas del francés. Otra compañera, que ha preferido mantenerse en el anonimato, le reprocha, desde la revista cultural AwA, haber escrito un artículo sobre algoritmos “para fomentar la ignorancia sobre ellos”. Además, aprovecha para recordarle que "no sólo hay hombres que cursan ingenierías, sino también mujeres como ella".

“Lo que me molesta de todo esto es que al final usen nuestro trabajo para mofarse de nosotros”, continúa. En este sentido hace un llamamiento a "desconfiar de los medios de comunicación" ya que, como en este caso, “sólo muestran una cara de la moneda para que nuestros conocimientos se limiten a lo que les interesa”.