El próximo sábado en Astorga (León) tendrá lugar una manifestación nunca vista en España. Exalumnos del Seminario Menor de La Bañeza pedirán en sus calles que se haga justicia para cuatro alumnos, dos de ellos hermanos, que sufrieron abusos sexuales por el exsacerdote José Manuel Ramos Gordón hace tres décadas.

El caso de esta sacerdote fue muy sonado ya que fue el primero en ser expulsado del sacerdocio a instancias de la Santa Sede después de admitir los abusos a varios niños cuando era profesor del seminario.

Tuvo su homenaje

La manifestación del próximo fin de semana se empezó a gestar después de que se conociese que el Obispo de Astorga intentó ocultar la condena al sacerdote y con ello, permitió que se le realizase un homenaje en el pueblo de Tábara (Zamora), donde llevaba ejerciendo 26 años.

Tal y como recogió ELPLURAL.COM, el acto se produjo el pasado mes de octubre y en él participaron autoridades y fieles que no conocían el pasado pederasta del cura. José Manuel Ramos Gordón recibió un pergamino en agradecimiento por los servicios prestados y luego fue protagonista de un banquete. En septiembre pasado, el cura también recibió otro homenaje de la cofradía de la Virgen del Carmen y se le entregó una placa de recuerdo, según desveló La Opinión de Zamora

Luego criticó los “deplorables” hechos

Fue a finales de enero de 2017 cuando el obispo de Astorga dio a conocer los hechos y la decisión final de la Iglesia. En un comunicado manifestó “el profundo dolor de la Iglesia y el suyo propio por hechos tan deplorables que han causado sufrimiento a alumnos” del Seminario Menor de La Bañeza. Según explicó, con decreto del seis de mayo de 2016 el Obispado ordenó que se ejecutaran las medidas disciplinarias contra el cura.

"Mi hermano se escondía... 'yo sé que él va a venir'”

En 2014, una de las víctimas envió una carta al Papa Francisco en la que le contó los abusos que sufrió él, su hermano y dos niños más, que entonces tenían entre 13 y 14 años, en el seminario, en el curso 1988-1989.

La víctima contó cómo el entonces tutor les visitaba en sus habitaciones durante las noches, que “se habían convertido en miedo”, confesó esta persona, que hoy tiene 41 años y sufre secuelas psicológicas.

Más de una vez encontré a mi hermano escondido en los baños, con el rostro desencajado, los ojos llorosos y temblando. Recuerdo decirle: ‘Vamos a la cama’. Y él, con los labios tiritando’ responder: ‘No, sé que él va a venir”, contó la víctima al Papa.

Ahora, con esta manifestación, los exalumnos del seminario también quieren visibilizar que cualquiera todas las personas que hayan sufrido abusos por parte de algún religioso no estarán solas si lo denuncian, por doloroso que sea.