Un medicamento seguro puede llegar a convertirse en peligroso si se administra simultáneamente con otro u otros fármacos.

Las interacciones medicamentosas son algo prácticamente desconocido para la mayor parte de los pacientes y, sin embargo, están detrás de muchas patologías y efectos secundarios.

La influencia que un medicamento tiene sobre nuestro cuerpo puede verse modificada por otro por medio de diferentes mecanismos, explica a ELPLURAL.COM Juan Ramón Laporte, catedrático de Terapéutica y Farmacología Clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Puede afectar al paso del fármaco por nuestro organismo, interfiriendo en su absorción, modificando, por ejemplo, el pH o la membrana intestinal, o puede inhibir o acelerar su metabolización”.

Las interacciones entre fármacos son sumamente frecuentes, sin embargo, aclara este médico del Hospital Vall d´Hebrón, “sólo algunas tienen repercusiones”.  

Las más frecuentes tienen que ver con los medicamentos cuyo “margen terapéutico es muy estrecho”, es decir, aquellos en los que “la diferencia entre la dosis efectiva y la dosis tóxica o la dosis en que deja de ser eficaz” es muy reducida.

Casi siempre mayores

Los mayores problemas se centran en la población de edad avanzada, ya que es la que, por norma general, está polimedicada. Sólo en Cataluña, recuerda el doctor Laporte, “700.000 personas, lo que supone un 10% de la población, toman cinco o más medicamentos y alrededor 100.000 ingiere 10 o más”.

Falsas diabetes

Muchas de las interacciones están relacionadas con medicamentos de uso extremadamente frecuente. Es el caso de las estatinas, empleadas para reducir los niveles de colesterol en sangre y que pueden llegar a generar una diabetes.  llegar a provocar una elevación anormal en los niveles de azúcar en sangre

Fuera de nuestro país, se han desarrollado estudios que asocian la administración conjunta de paroxetina y provastatina, un antidepresivo y un anticolesterolémico comunes, con elevados niveles de glucosa en sangre.

El problema real y más grave surge si se desconoce que la alteración de los niveles de azúcar obedece a una interacción, ya que llevaría al médico a tratar como diabético a un paciente que realmente no lo es. “Muchas medicaciones son innecesarias”, afirma con rotundidad Laporte. 

Otros ejemplos afectan a algunos tratamientos empleados en el manejo del cáncer de mama, con los que interfieren ciertos antidepresivos.

Riesgos mortales

En ocasiones las interacciones medicamentosas pueden llegar a causar un desenlace fatal. Un ejemplo lo tenemos en los anticoagulantes orales. “El 80% de los pacientes con esta medicación”, señala el médico del Vall d`Hebrón, “toma también otros fármacos, la mayor parte de ellos, entre 5 y 10 medicinas más, lo cual es una bomba de relojería. Cuesta imaginar que alguien necesita tantas medicaciones”.

El doctor Laporte ofrece datos que invitan a la reflexión, puesto que “alrededor de un 8% de personas mayores de 65 años que toman anticoagulantes sufren una hemorragia grave o mortal debido a interacciones que modifican su concentración en sangre”.   

La solución pasa por el cambio

La solución para evitar el uso innecesario de fármacos pasa por el cambio del sistema de salud, que, a juicio del Dr. Laporte, es a día de hoy “un causante de enfermedad”. “Es necesario”, subraya, “un sistema que permita una formación continuada de los médicos que sea independiente de la industria farmacéutica”.

Del mismo modo, asegura, “los facultativos precisan de más tiempo para ver y hablar con los pacientes. El médico se ha convertido en un robot. Se precisa un mecanismo que invite al médico a ser más prudente”.

En este contexto surge la llamada prevención cuaternaria, entendida como el conjunto de actividades encaminadas a evitar o atenuar las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas del sistema sanitario. Es imprescindible, recalca este médico “más trato y menos tratamiento”.

Los enfermos también tienen mucho que decir. “Hay que empoderar al paciente”, indica Laporte, que recuerda tres preguntas que no debemos olvidar hacer al médico “para qué es el medicamento, hasta cuándo debo tomarlo, y cómo puede interactuar con otros que tomo”.