Este lunes, tras casi tres años de lucha contra un cáncer de mama, Bimba Bosé fallecía y su tío, el cantante Miguel Bosé, le dedicaba unas emotivas palabras para despedirla en su cuenta de Twitter.

“Buen viaje Bimba, mi cómplice, mi compañera, mi amor, mi hija querida. Guíame”, dijo Bosé y las redes se llenaron de mensajes y muestras de cariño de familiares y amigos, pero también de personas anónimas.

 

Lamentablemente, ha aparecido otro grupo de personas que aprovechando exactamente ese anonimato, un nombre posiblemente falso o un apodo tras el que esconderse, han insultado y faltado el respeto tanto a la fallecida Bimba como a Miguel Bosé. ¿La razón? No existe, pero en sus mentes mantienen un discurso homófobo para atacar a ambos.

Así, se han podido leer mensajes en los que relacionan el cáncer de Bimba con “un castigo divino” y en los que se les exigía que se “arrepientan de su homosexualidad” o mantenían que la muerte de la modelo estaba relacionada con haber escuchado la música de Miguel Bosé.

 

Y estos no son los peores pues se publicaron muchos otros que, tras lloverles una tormenta de críticas merecidamente ganadas, fueron borrados. En ellos se podían leer calificativos como “ramera” y “maricón” con, de momento, total impunidad.

Celebrar las desgracias de los demás

Este caso puede recordar a otro reciente, el del torero segoviano de 29 años Víctor Barrio fallecido el pasado 9 de julio en la plaza de toros de Teruel.

Sólo unas horas después de que se conociera la noticia, su nombre inundó Twitter y, lamentablemente, los mensajes que más proliferaron fueron en los que se celebraba su muerte por ser torero.

 

El humor que acaba con penas

La libertad de las redes sociales ha despertado un debate que, por ahora, nadie sabe cerrar ni contestar. Mientras que el anonimato facilita este tipo de situaciones, la Justicia trabaja por endurecer las condiciones y aplicar penas a los responsables. Aunque no a todos.

Destaca el caso del cantante de Def con Dos, César Strawberry que, tras archivarse su causa y reabrirse repetidas veces, ha sido condenado a un año de prisión por enaltecimiento del terrorismo. El músico usó la ironía para publicar varios comentarios sobre personas como Irene Villa o Eduardo Madina. Aunque ambos le han mostrado su apoyo y Strawbarry ha denunciado que su causa es más una persecución ideológica, la Justicia ha sido tajante.

Un caso parecido es el de la joven estudiante Cassandra que se enfrenta a una condena de dos años y seis meses por hacer humor con la muerte del que fuera presidente de la dictadura de Francisco Francos, Carrero Blanco. Una posible condena que hasta la sobrina de Carrero ha calificado de “disparatada”.

Por último, no se puede hacer este repaso sin mencionar a Guillermo Zapata. Su caso bien podría ser definido como de ida y vuelta pues se ha cerrado varias veces y abierto otras tantas.

Al final, los jueces conservadores y vinculados al Partido Popular, Espejel y López, anularon el archivo de la Audiencia Nacional haciendo que el concejal de Carmena se sentara de nuevo en el banquillo por, supuestamente, haber “humillado a las víctimas del terrorismo” con sus tuits.