Al menos 39 personas han muerto y otras 70 han resultado heridas, algunas muy graves, esta noche en un ataque "terrorista" contra una multitud que celebraba la fiesta de Año Nuevo en una conocida discoteca de Estambul.

El gobernador de Estambul, Vasip Sahin, informó de las cifras de muertos y heridos, y de que se trataba de "un acto terrorista", pero no precisó la suerte de los atacantes, según recoge la agencia de noticias Anadolu. "Un terrorista con armas pesadas cometió este acto salvaje abriendo fuego contra personas inocentes que estaban celebrando el Año Nuevo", declaró Sahin. 

Las primeras informaciones indicaba que eran tres los atacantes, y varios testigos hablaron de personas disfrazadas de Papá Noel. Las autoridades turcas impusieron tras el ataque un silencio informativo, una medida habitual después de grandes atentados.

El ataque tuvo lugar en el club Reina, situado en la orilla del Bósforo, un conocido lugar de ocio de la alta sociedad de Estambul y frecuentado por celebridades, futbolistas y empresarios. Los atacantes abrieron fuego con armas automáticas de manera indiscriminada desde la puerta del local. Mataron al policía de guardia y luego entraron en el club.

Un camarero del local indicó al diario Hürriyet que en el local había unas 500 o 600 personas festejando la llegada del 2017, y que intentaron huir, presas del pánico.

Según el mismo periódico, numerosos clientes del club se lanzaron al mar, y la guardia costera realizó una operación de rescate para salvarlos. Los testigos del ataque aseguran que los atacantes gritaban consignas en árabe. El atentado no ha sido reivindicado.

Tal y como se desprende de las informaciones ofrecidas por parte de las autoridades locales, uno de los atacantes habría huido del lugar de los hechos. "El terrorismo ha vuelto a levantar su feo rostro", dijo el ministro de Transportes, Ahmet Arslan, a la cadena NTV, sin ofrecer más detalles del ataque.

La policía ha desplazado numerosos agentes al lugar para registrar el local, además de numerosas ambulancias, y ha detenido a un taxista que aparentemente llevó a uno de los atacantes al club Reina.

El dueño del club, Mehmet Koçarslan, aseguró al diario Hürriyet que los servicios secretos estadounidenses ya habían avisado de posibles ataques una semana antes y que se habían tomado medidas adicionales de seguridad a orillas del Bósforo.

La Policía ha desplegado a unos 25.000 agentes esta noche en Estambul para prevenir atentados, después de que el país se viera golpeado por una oleada de ataques en los últimos meses.