Ángel Hurtado, el presidente del Tribunal encargado de juzgar la pieza separada de la trama Gürtel relativa a la primera etapa (1995/2005), no quería citar a Mariano Rajoy -buena muestra de ello es el voto particular que emitió mostrando públicamente su descontento- y se opuso a que el presidente del Gobierno declarase personalmente en la Audiencia Nacional -también emitió un voto particular para pedir su declaración mediante videoconferencia-. Como “obras son amores y no buenas razones”, ha actuado en consecuencia a la posición ya mostrada en sus votos particulares. Hurtado ha torpedeado la sesión declarando “no pertinentes” varias preguntas e incluso exigiendo celeridad tanto a las acusaciones como a los abogados de las defensas a la hora de preguntar. El presidente del Tribunal parecía tener prisa por terminar con el mal rato que ha tenido que pasar el “testigo Rajoy”.

Cuestión de privilegios: el ciudadano Rajoy

La Constitución Española reza en su artículo 14 que “los españoles son iguales ante la ley”. Sin embargo, parece que en función de según qué cargos hayas ocupado, tienes ciertos privilegios. El presidente del Gobierno ha gozado de varias prerrogativas. En primer lugar, por motivos de seguridad, a los manifestantes convocados por Rodea el Congreso (Coordinadora 25S) se les ha cortado el paso y han tenido que cantar al presidente del Gobierno todo tipo de preciosidades desde la distancia. Francisco Correa, Luis Bárcenas, El Bigotes… ninguno de ellos tuvo ese privilegio y las lindeces las escucharon desde bien cerca.

Rajoy, además, ha entrado por el garaje, eludiendo así a los medios de comunicación, quienes no han podido retratar su entrada a la Audiencia Nacional. Y a toda esta suerte de privilegios hay que sumarle el lugar que ha ocupado en la Sala: a la derecha del Tribunal, lo que le ha permitido evitar el plano con el resto de acusados (aunque solo ha asistido uno).

Unas prerrogativas de las que no gozó, por ejemplo, la otra “testigo”. Esperanza Aguirre sí que tuvo que entrar por la puerta central de la Audiencia Nacional, pasó el control, entró a la Sala y se sentó en la silla por donde ya habían desfilado Francisco Correa, Luis Bárcenas y compañía. Para diferenciarla de los acusados bastó con colgarla del pecho una “T” de proporciones bíblicas.

Ángel Hurtado y las preguntas “no pertinentes”

La pieza separada de la Gürtel que se está investigando es la relativa a la primera etapa (1995/2005). Se indaga, pues, las presuntas donaciones en negro al Partido Popular por parte de empresarios a cambio de adjudicaciones públicas en los ayuntamientos de Arganda y Majadahonda. La trama gürteliana es tan amplia que se divide en 12 pizas separadas, y a esto se ha agarrado el presidente del Tribunal Gürtel, alias voto particular, para limitar las preguntas de la acusación popular (ADADE), así como del resto de acusaciones y defensas.

Hurtado ha dejado a Mariano Rajoy explicar los sobresueldos de los Papeles de Bárcenas -de hecho, Rajoy los ha admitido a pesar de que los ha llamado “complementos” salariales- hasta que se le ha preguntado al presidente del Gobierno la razón por la que aparece su nombre en los documentos del extesorero. “La pregunta no es pertinente”, ha sentenciado Hurtado, apoyándose en que los Papeles de Bárcenas se investigan en otra pieza separada.

En la misma tónica, el presidente del Tribunal ha cercenado cualquier otra cuestión relativa a los documentos del extesorero. La acusación popular ha querido dejar constancia de sus protestas y ha pedido un careo Rajoy-Bárcenas. Pero, tal y como era de esperar, Hurtado ha salido al paso rápidamente: “Eso no es pertinente, no ya porque cada uno diga lo que le parezca, sino porque eso sí que es entrar de lleno en los Papeles de Bárcenas”.

El único momento en el que Hurtado ha contrariado al testigo Rajoy ha sido cuando el presidente del Gobierno, en actitud chulesca, quería evitar responder a una pregunta dejando caer que la cuestión no estaba relacionada con la investigación: “¿De qué pieza estamos hablando?”, ha preguntado Rajoy. Ante esto, Hurtado le ha exigido que responda porque él era quien determinaba si las preguntas eran -o no- pertinentes. Y, en efecto, ha declarado varias de ellas impertinentes.

Las prisas de Hurtado

Ángel Hurtado es el encargado de dirigir la sesión y el interrogatorio. También, al parecer, de marcar los tempos. El presidente del Tribunal Gürtel parecía querer acabar rápido con el interrogatorio: pedía que se evitaran los comentarios, limitaba las preguntas, llamaba a la cuestión, e incluso ha llegado a pedir un ritmo más propio de televisión porque “nos quedamos sin tiempo”. A un servidor, así como diversas fuentes consultadas, no le constaba que un interrogatorio judicial pudiera tener un límite máximo de tiempo.

Con todo, el mal trago de Rajoy ha durado menos de dos horas, ya que la sesión ha empezado con 10 minutos de retraso, y desde ELPLURAL.COM nos preguntamos si ha salido malparado o, por el contrario, ileso. Desde luego, ayuda no le ha faltado.