El Gobierno sigue marcado por la guerra abierta entre dos bandos, el de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el de la número dos del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. La situación es asumida por todos en el partido, pero es difícil de sobrellevar, según aseguran fuentes populares al diario El Mundo.

Las dos facciones
El sector contrario a Sáenz de Santamaría y partidario de Cospedal, conocido como G-8, cuenta en sus filas con los ministros de Interior, Juan Ignacio Zoido; de Justicia, Rafael Catalá; de Agricultura, Isabel Tejerina; y con la responsable de Sanidad, Dolors Montserrat. De esta facción se han descolgado tras su dimisión José Manuel García-Margallo, José Manuel Soria, Ana Pastor y Jorge Fernández),

En torno a Sáenz de Santamaría están Cristóbal Montoro, ministra de Hacienda, Fátima Báñez(Trabajo), Álvaro Nadal (Energía), e Íñigo de la Serna (Fomento).


Los neutrales
Tres ministros se mantienen neutrales hasta ahora: Íñigo Méndez de Vigo (portavoz del Ejecutivo y responsable de Educación); Alfonso Dastis (Exteriores); y Luis de Guindos (Economía). Este último está centrado en su propia batalla con Cristóbal Montoro.

La guerra entre los dos responsables económicos del Gobierno "es encarnizada", pero, según fuentes de Moncloa, Guindos sigue “buscando salidas en Europa y si permaneció esta legislatura -quería ser vicepresidente económico- es porque para optar a cargos relevantes en la UE necesita ser ministro”.

La batalla afecta a las Fuerzas de Seguridad del Estado
La guerra entre Sáenz de Santamaría y Cospedal llega al CNI (bajo el control de la vicepresidenta) y Defensa, en medio de  “una cruenta batalla en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, según el citado diario.

Las fuentes consultadas coinciden en que Sáenz de Santamaría mantiene su poder intacto. “Sigue coordinando políticamente al Gobierno” y “el presidente le encarga todos los temas complicados”, aunque algunos cargos aseguran que en la gestión del problema catalán se está viendo “desbordada”.