Francisco Granados ya está en libertad. Ayer, al salir de la prisión de Estremera en la que estuve encerrado casi tres años anunció que tenía “ganas de hablar”, hasta el punto de que fue directamente de prisión a la redacción de Ok Diario para ofrecer una entrevista al medio que más contacto ha tenido con él en estos meses. En su entrevista, Granados centra parte de su atención en la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a la que llega a calificar como la “mano derecha” de Ignacio González, ahora en prisión por la Operación Lezo.

Según Granados, en Madrid él no competía por el poder con González. “Eso está muy bien para las tertulias”, señala Granados en su conversación con Eduardo Inda, pero “Ignacio González no ha tenido nunca rival en el poder del PP de Madrid”. González era “el único que ha mandado en la Comunidad y en el partido (…) y durante muchos años teniendo como mano derecha a Cristina Cifuentes”.

No es la única pulla hacia Cifuentes, porque le guarda un especial rencor: “No olvido que Cifuentes ordenó a sus abogados que se opusieran a mi libertad”. Granados recuerda que “la Comunidad de Madrid está como acusación particular en la trama Púnica y se opuso a que yo saliera de prisión cuando cumplí dos años”. “No se puede defender la presunción de inocencia por la mañana y luego mandar a los abogados de la Comunidad a pedir que se mantenga en prisión a una persona que no se le ha condenado y no se le ha juzgado”, insiste.

Cuando le preguntan si cree que Cifuentes tenía miedo a que cantara, incide en su posición hasta ahora: “Yo no tengo nada que cantar. Lo que digo es que la Comunidad de Madrid, presidida por Cifuentes, se opuso a que saliera de prisión al cumplir dos años”.

Sobre su implicación en la Púnica, Granados cree que hay “una motivación planificada de meterme con calzador en todas y cada una de las cuestiones investigadas a pesar de no tener nada que ver conmigo”. Según el exdirigente del PP, los jueces y fiscales se inventan las acusaciones “en muchos casos”.

Granados, sin embargo, reconoce haber tenido una cuenta en Suiza y que de su cierre surgió 1,3 millones de euros, que eran los que estaban “en casa de mis suegros”. Sin embargo, asegura que esa cuenta y ese dinero son fruto de su etapa como trabajador de la banca. Dice que cerró la cuenta sin regularizarla con Hacienda y “ese es el gran error de toda esta historia”. “Yo era en ese momento alcalde de Valdemoro, estaba a punto de ser nombrado consejero de Esperanza Aguirre y sentí vértigo”, añade.