La visita de Donald Trump a Bruselas no ha decepcionado. Tras humillar públicamente a los socios de la OTAN a quienes recriminó que Estados Unidos les paga su defensa, ha decidido insultar a Alemania. El presidente norteamericano piensa que los alemanes "son malos, muy malos" -"The Germans are bad, very bad"- dijo Trump en el encuentro que mantuvo con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker. Testigos presenciales de la reunión lo han contado al semanario 'Spiegel' y el diario 'Süddeutsche Zeitung'

Cabe recordar que la canciller Ángela Merkel fue la primera dirigente europea en visitar la Casa Blanca tras la proclamación de Trump. Esa visita ha quedado para la historia por el desplante público, ante todos los medios de comunicación del mundo, a la mandataria alemana cuando el presidente norteamericano se negó a darle la mano y le torció la cara. Nunca en la historia de la diplomacia mundial se había vivido una escena semejante.

 

 

Ignoracia total en el equipo de Trump

"Miren los millones de automóviles que venden en Estados Unidos. Horroroso. Vamos a parar eso", dijo Trump a sus interlocutores europeos, a lo que Juncker respondió en tono amigable pero con firmeza que "eso es el libre comercio".

El 'Süddeutsche Zeting' relata que el presidente Trump y su delegación acudieron a la reunión con las autoridades comunitarias poco informados en política comercial. Así , el asesor comercial del Trump, Gary Gohn, partía de la base de que los aranceles entre Estados Unidos y Alemania son distintos a los que rigen el comercio con Bélgica. Gohn desconocía que los Estados de la UE sólo cierran acuerdos comerciales en conjunto.

Y Obama en Berlín

Los titulares del paso de Trump por Bruselas y sobre "los alemanes malos" están en el polo opuesto ayer en Berlín de su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, quien se desplazó a Berlín para participar con su "aliada favorita", la canciller Angela Merkel en un debate junto a la Puerta de Brandeburgo sobre democracia, compromiso social y humanismo. Obama se dio un baño de masas. Hay que recordar que, en el primer encuentro entre la canciller alemana y el presidente de Estados Unidos, éste no sólo rechazó dar la mano a Merkel, sino que ni siquiera la miró.