De su lujoso chalet de una de las zonas más ricas de Madrid, a un calabozo en Tres Cantos y, después, a la prisión de Soto del Real, a una celda igual de austera que la del resto de presos. El itinerario de Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, desde que fuera detenido por la Guardia Civil la pasada semana ha ido en declive. Este lunes, su nueva vida penitenciaria arranca con una entrevista con el psicólogo del presidio para decidir si se le aplica el protocolo contra suicidios.

Según relata El Mundo, González entró a la cárcel por el pabellón en el que entran los reos pendientes de juicio. Antes de ser alojado en una celda, pasó un control en el que dejó todas sus pertenencias y su documentación y se le realizó un examen médico, que completó con un cuestionario sobre su estado de salud.

Soto del Real es una cárcel utilizada para alojar a presos preventivos, pero en el recinto se podrá encontrar con el expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, hospedado en el módulo 10. Además, González estará en prisión con su hermano Pablo.

La dirección del centro decidió no aplicarle de momento el protocolo contra suicidios, pero la decisión podría cambiar hoy, cuando se someta al examen del psicólogo de la prisión. Desde Soto del Real explican que hay ciertos reos a los que se debe vigilar de manera especial puesto que pueden hundirse en una fase depresiva de manera rápida, cuando “pasan de 100 a 0 en su vida y eso tenemos que calibrarlo”.

El protocolo contra suicidios se basa en colocar al reo objetivo un preso sombra a su lado, un interno de confianza con el que compartir la celda para que pueda avisar si ve una progresión negativa en su estado anímico. Además, su celda se revisa de manera continua y exhaustiva.

El auto que envía a prisión a González fija que su situación es “comunicada”. Es decir, puede recibir visitas, algo que el juez podría haber impedido. Sin embargo, el expresidente no ha recibido ninguna de momento, más allá de las de su abogado.

Además, la prisión comunicada implica que se puede relacionar con otros presos. Desde prisión señalan que el comportamiento de los dos hermanos González es “impecable”. “Son un perfil de internos que no dan problema alguno y que son muy respetados entre el resto de presos”, señalan al citado periódico, que ponen como ejemplo a Francisco Granados, que lleva dos años en otra cárcel.