Seguro que todos conocen el dicho que reza que “el mundo es un pañuelo”. Para las generaciones de millenials, nos vendrá automáticamente a la cabeza una versión más completa del refrán, que era muy habitual entre nuestras carpetas de colegiales a raíz de la moda de hacernos dedicatorias: “Si el mundo es un pañuelo, tú eres mi moco preferido”.

Hace dos semanas, Baqueira Beret volvió a demostrar su capacidad de ser un pañuelo capaz de reunir a ilustres mocos. Cabe recordar que esta estación de esquí fue durante años la preferida de Juan Carlos I y Sofía y la corte no sólo se traslada tras los monarcas, sino que a veces se hace perenne. En estas pistas es habitual encontrar a famosos como Piqué, Shakira o Borja Thysenn. Pero también a otros menos lustrosos, pero con más poderío, como Javier López Madrid, el polémico compiyogui de la reina Letizia. O el exministro Juan Costa, hermano del imputado Ricardo Costa por financiación ilegal del PP valenciano. O Luis Bárcenas, que tiene residencia estable y de lujo en Baqueira. O Alfonso Alonso, el exministro de Rajoy y presidente del PP vasco, quien se deja ver por la zona casi todos los fines de semana.

Pero hace dos semanas, Baqueira Beret se convirtió en un pañuelo de relumbrón con motivo de la celebración del cumpleaños del empresario y defraudador, a partes iguales, Manuel Torreblanca. A semejante evento asistió el inefable ministro de Justicia, Rafael Catalá, experto en poner cara de no haber roto un plato al tiempo que se mete en varios fregados.

Catalá lo mismo ataca el criterio profesional de unas fiscales que no comulgan con la manga ancha para presuntos corruptos, que ampara una purga de fiscales incómodos. O un día reclama que se creen multas para los medios que publican exclusivas sobre corrupción y al siguiente le exige a Pablo Iglesias que respete la libertad de expresión y prensa. Y todo sin cambiar un ápice el rictus achuchable de peluche.

De momento, Catalá no ha querido explicar a este periódico si se pagó él mismo el banquete y la estancia en el Pirineo Catalán. De hecho, lleva todo el miércoles escapando de los periodistas que también le quieren trasladar la misma pregunta. Y no es baladí, porque Catalá ya se fue el año pasado de viaje a Milán invitado por el presidente del Atlético de Madrid, imputado por blanqueo de capitales y cohecho por el caso del ático de lujo de Ignacio González. Y no nos olvidemos del escándalo de José Manuel Soria, de vacaciones en el resort que tiene en Punta Cana un empresario especialista en hoteles ilegales.

Pero aquel fin de semana, en la Torreblanca party, había otro ilustre decorando el pañuelo: Enrique Lacalle. Hablamos de uno de los pocos peperos que tiene buena fama en el oasis catalán. Lacalle fue diputado del Partido Popular y con José María Aznar en el Gobierno -y Mariano Rajoy- llegó a ser presidente de la Zona Franca de Barcelona, un puesto muy suculento que el Ejecutivo le otorgó a dedo.

Lacalle estuvo acusado de financiación ilegal al PP

En su haber tiene algunas manchas. En aquel cargo otorgado por el Gobierno, adjudicó un proyecto de 122.000 metros a Meridian Investment, un grupo desconocido. Pero tuvo que recular cuando el principal representante del grupo, Mark Desmond, fue detenido por estafa.

Pero la más sonada fue en 1997, ya en dicho cargo, cuando fue imputado por haber recibido sumas millonarias de Javier de la Rosa para financiar al Partido Popular. El caso, reconocido por Lacalle, acabó archivado a petición de la Fiscalía Anticorrupción por la prescripción de los supuestos delitos.

Y es que de Lacalle se dice que es un experto en moverse por los despachos, tanto los de los ministerios como los de la Generalitat. Precisamente, fue en los despachos donde surgió la laxa condena al anfitrión de la fiesta en cuestión, Manuel Torreblanca, compañero de Lacalle en el lobby empresarial Puente Aéreo. Fue un acuerdo entre la Fiscalía, la Abogacía del Estado y la Generalitat la que libró a Torreblanca de pisar la cárcel, con una condena que no superaba los dos años, a pesar de haber defraudado a la Agencia Tributaria 1,6 millones de euros en el impuesto de sociedades y 348.393,23 euros en el IVA.

La hermana del ministro

Pero existe otra curiosa coincidencia, pero menor, qué duda cabe. Porque no está de más recordar que Raquel Catalá, la hermana del ministro, es delegada especial de la Agencia Tributaria para la Comunidad de Madrid desde el año 2012. La hermana del ministro también tiene polémicas a sus espaldas, como cuando nombró como perito para el caso de las viviendas del IVIMA a un inspector de Hacienda con varios intereses inmobiliarios. Algo que consiguió echar para atrás la exclusiva de ELPLURAL.COM.

Y es la firma de Raquel Catalá la que certificó también las declaraciones de la renta que presentó Mariano Rajoy, con mucho retraso, eso sí, para intentar demostrar que no había cobrado dinero negro del Partido Popular.

Son coincidencias, pero no estaría mal saber qué opina Raquel Catalá, responsable en Madrid de defendernos de los defraudadores, de las amistades de su hermano y a las fiestas a las que acude. O, para fiestas, las que van a pasar estas navidades en casa de los Catalá.