Es el momento de buscarlas y, sobre todo, de que se conviertan en la guía necesaria para los ciudadanos de los países que celebran elecciones este año y en los que la extrema derecha xenófoba y populista amenaza con pillar un buen pellizco del pastel parlamentario. El objetivo se  consiguió primero en diciembre pasado en Austria, donde una movilización inusual colocó en la presidencia del país a un candidato ecologista, con el 53,3 de los sufragios, frente al siguiente mejor situado, un independiente antieuropeísta y contrario a la admisión de refugiados. 

Estos son los motivos que han impedido un peligroso ascenso del ultraderechista Geert Wilders en Holanda.