Luis Bárcenas ha vuelto a sorprender a todos. Como ha hecho tantas veces desde que se destapó toda la trama Gürtel y él apareció como uno de los centros sobre los que pivotaba toda la investigación, el extesorero del PP ha vuelto a descolocar a quienes siguen la caso. Ahora con un nuevo cambio de abogado. Algo de por si relativamente inhabitual, pero que lo es mucho más al hacerlo ya en pleno proceso.

El hombre es 'mobile qual piuma al vento'

Es verdad, sin embargo, que para Bárcenas este cambio de letrado no resulta algo novedoso. Recordamos. Comenzó utilizando a su amigo, y compañero en el PP, Jorge Trías. Este exdiputado popular fue el hombre de su confianza que le sirvió de garganta profunda para desvelar los que pasarían a conocerse como ‘papeles Bárcenas’.

Después, cuando aún creía en la palabra de su hasta entonces amigo Rajoy y se intercambiaba mensajes telefónicos con él, Bárcenas se entregó en las manos de los abogados que el PP le puso. Así pasó a ser defendido por el tándem Miguel Bajo y Alfonso García Trallero, que llevaron su caso bajo los cauces más cómodos para Génova durante años. En realidad hasta que Bárcenas comenzó a pensar que demasiado cómodo para su antiguo partido.

De hecho, lo que les llevó a romper fue una entrevista publicada en El Mundo, con la firma del entonces director del diario, Pedrojota, en la que Bárcenas, por primera vez soltaba la bomba: reconocía la existencia de una doble contabilidad en el PP. Veinticuatro horas después, argumentando una pérdida de confianza del cliente sobre el rumbo de su defensa, García Trallero acudía a la cárcel de Soto del Real, donde ya estaba recluido el extesorero, y le presentaban su renuncia.

Entrevistas 'sin control'

Bárcenas respondió al movimiento del PP con un órdago. Y en julio de 2013, con el caso en todas las portadas de periódicos y telediarios, se entregó al exmagistrado reconvertido en abogado de causas mediáticas, Javier Gómez-Liaño. En un movimiento doble, también la esposa de Gómez de Liaño, la abogada Dolores Vázquez de Prado, se hizo con la defensa de la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias. Muy pronto se demostró que no iba a seguirse con la sumisa defensa para el PP de los antecesores letrados.

Aún así, y de nuevo tras una entrevista con un medio, en este caso el ABC, de la que Gómez de Liaño no sabía aparentemente nada, Luis Bárcenas volvió a quedarse sin abogado. Pocos días antes, enero de 2015, el juez Pablo Ruz había cerrado el sumario de la pieza separada que ahora se juzga, la llamada trama Gürtel, 1999-2005, en la que se pedían para el extesorero nada menos que 42 años y medio de cárcel. Gómez de Liaño, que había utilizado abundantemente, aunque sin resultado, ofertas de colaboración con Ruz por parte de su defendido para lograr su excarcelación, como último trabajo para Bárcenas, acababa de solicitar su libertad comparando su situación con la de Iñaki Urdangarín, que no había sido encarcelado a pesar de su procesamiento.

Un cambio en mitad del río

Fue entonces, y ya pensando en el juicio, cuando Luis Bárcenas se puso en manos del que había sido hasta ahora su defensor, Francisco Maroto. Hasta ahora decimos, porque en pleno proceso, y para sorpresa del resto de abogados y fiscales, Bárcenas este lunes ha hecho un nuevo cambio y se ha puesto en manos de otro abogado, Joaquín Ruiz de Infante.

El cambio ha resultado aún más extraño entre los demás abogados personados en la causa, porque Ruiz de Infante es del mismo despacho que su antecesor, pero sobre todo por el momento procesal, cuando aún queda mucho juicio por delante, y tienen que pasar por el estrado, por ejemplo, los testigos pedidos por Bárcenas y su anterior letrado. Entre ellos, casi todos los anteriores secretarios generales del PP.