Estos días, los tabloides británicos han sorprendido con la noticia de que España había fichado a una “ministra del Sexo”. Así se referían a la creación de un puesto ad hoc para una fiel Soraya, Edelmira Barreira, que se encargará de dirigir el recién creado Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico.

Pero no es el único puesto creado a dedo para este mismo problema. Como ya adelantó ELPLURAL.COM, y ahora se acaba de formalizar, el ex director general de la Policía, Ignacio Cosidó, presidirá la Comisión Especial de Estudio sobre la Evolución Demográfica, después de que fuera nombrado senador por Castilla y León. Un escaño que estuvo durante un año vacante a la espera de que Cosidó dejase las funciones policiales en las que estaba en funciones.

El capricho, pues, es doble, puesto que se dejó a la Comunidad Autónoma infrarepresentada durante un año y porque presidirá esta Comisión recién creada, lo que le reportará 1.431,32 euros más al mes. Es decir, un total de 4.245,23 euros de sueldo, sujetos a impuestos más 1.822,38 euros libres de impuestos por ser senador de fuera de Madrid. Y eso sin contar beneficios de transporte, como los 3.000 euros para taxi o los gastos de desplazamiento pagados.

Quizás la prensa británica no ha incidido en que, si Edelmira Barreira es la “ministra o zarina del Sexo”, Cosidó tendría que ser el “ministro del Sexo”, pues también buscará arreglar la crisis demográfica, porque su perfil es menos atractivo. O porque su vinculación al Opus Dei no pega mucho con ese llamamiento a que los españoles sean más activos “bajo las sábanas”. O porque, simple y llanamente, no tiene mucha idea sobre demografía, tal y como denuncian quienes se oponen a su nombramiento.

De momento, Cosidó ha dado una entrevista en medios de Castilla y León donde demuestra que, más allá de banalidades, no está muy puesto en materia.

En esta entrevista que, entre otros medios, recoge El Correo de Burgos, insiste en varias ocasiones en que el objetivo de la Comisión que preside es “situar el tema demográfico en el foco político, que lo llevemos al debate político”. E insiste: “El primer objetivo de la comisión es situar el debate sobre la demografía en el centro de la atención política”.

Cuando le preguntan por propuestas concretas, Cosidó se va por los cerros de Úbeda: “Yo creo que hay muchos expertos, mucho publicado, tenemos que traducir todo esto en un programa”. Y, como mucho, se limita a decir que “en ese terreno tendremos que hacer propuestas innovadoras e imaginativas”.

Como punto pragmático, lo máximo que le saca el periodista es que habrá que pactar. “Si podemos hacerlo sobre la base de un acuerdo y de un consenso de todos los grupos, mejor que mejor”.

De momento, Cosidó no parece el más adecuado para conseguir consenso, a la vista de que hace una semana provocó que los senadores de Unidos Podemos abandonaran el Pleno del Senado después de que el del PP dijera, sobre Pablo Iglesias, que “siente emoción cuando se agrede a un policía, sí señor”. Sacaba así de contexto un vídeo de 2014 en La Tuerka, actitud que le valió un escrito de protesta de “todos los grupos de la Cámara Alta, salvo el PP, Foro Asturias y Ciudadanos”.

Y, para no perder la costumbre, acabó mentando a Venezuela: "En segundo lugar, mientras ustedes apoyen y amparen a un régimen como el de Venezuela que tiene presos políticos, no tienen legitimidad para dar lecciones de democracia".

En realidad, no es algo nuevo en Cosidó, que en su anterior etapa institucional acuñó frases como: "Podemos defiende proyectos como el que ha representado ETA en nuestro país" o "Supone una amenaza para nuestra democracia" o "En su doctrina política hay un germen de justificación de la violencia porque se consideran los únicos representantes del pueblo" o "Es un proyecto de izquierda totalitaria cuyas consecuencias se pueden ver en lo que está ocurriendo en Venezuela". No parece muy buena actitud para conseguir consenso, ni siquiera sobre natalidad.