El día 10 de febrero es la fecha marcada en rojo de Podemos. Ese día se dará el pistoletazo de salida al Vistalegre II, decisivo para el devenir de la formación morada. Los diferentes sectores de Podemos ya están presentando sus documentos (tienen como fecha límite el 21 de enero) con la hoja de ruta que proponen. Los Anticapitalistas, liderados por Miguel Urbán y Teresa Rodríguez, presentaron su propuesta este jueves y, este viernes, ha sido el turno de los errejonistas.

El documento político redactado por Íñigo Errejón y Pablo Bunstinduy -portavoz de Exteriores y diputado por Madrid- no incluye ninguna sorpresa. La propia Rita Maestre adelantaba este jueves que “no sorprenderá a nadie porque es lo que veníamos diciendo”. Y en efecto. El documento guarda un pequeño tirón de orejas a Pablo Iglesias.

“La izquierda tradicional y algunos compañeros de Podemos creen que ‘el pueblo’ ya existe", pero "nuestro objetivo es más ambicioso".

La clave del documento es la transformación de Podemos de una fuerza cuyas decisiones pivotaban en torno a la inmediatez, “guerra de movimientos”, frente a un nuevo Podemos: “guerra de posiciones”. El objetivo es gobernar “incluso antes de gobernar”. Es decir, no derrocar las instituciones existentes, sino transformarlas para hacerlas útiles. Una idea que concuerda con la máxima errejonista de un pie en la calle y otro en las instituciones. “El Estado no es una máquina que o se controla del todo o es inservible. Las instituciones no son un botín, ni un joystick”, reza el documento, y añade que “una fuerza de gobierno” es aquella que “marca con su iniciativa política e institucional, con sus propuestas y con su generación de confianza, el rumbo posible y alternativo de país".

Fuentes internas afines al portavoz morado señalan que el objetivo es ser una fuerza capaz de gobernar y, para ello, es necesario “que no nos tenga miedo la gente”. Una idea que concuerda con la campaña diseñada por Íñigo Errejón de cara al 26-J, marcado por la ilusión, las sonrisas y, en definitiva, un Podemos más amable.

Tender puentes

Todo esto desemboca en una hoja de ruta diseñada no para confrontar frontalmente contra otros partidos o sectores, como por ejemplo Iglesias ha hecho durante los últimos meses, sino para tender puentes con otras formaciones: “Una política de construcción popular ha de trazar alianzas y la mejor relación, sin prejuicios ideológicos, con las instituciones de la sociedad civil y los espacios de socialización más importantes que puedan formar parte del gran acuerdo de país por el cambio o no ser hostiles a él”.

El 'palo' a Iglesias

El documento de Errejón, como no podía ser de otra manera dada su devoción por Gramsci y Laclau, incide en la idea de construir pueblo. En su opinión, “la izquierda tradicional y algunos compañeros de Podemos creen que ‘el pueblo’ ya existe, ya está constituido y espera representantes que digan la verdad sin tapujos. Para estos compañeros ese pueblo tiene una etiqueta ideológica e idealmente coincide con los sectores más desfavorecidos. Esta forma de entender el pueblo lo idealiza e impide convertirse en una fuerza popular que articula y sirve de sistema óseo y nervioso a una nueva formación, a una nueva subjetividad. Es una forma de ver la política que impide convertirse en mayoría”. “Nuestro objetivo es más ambicioso que la unidad de la izquierda es la unidad popular y ciudadana en la que cabe la izquierda tradicional, pero va mucho más allá”. 

Consulta el documento íntegro de la propuesta de Errejón: