El Gobierno de Mariano Rajoy está intentando frenar el escándalo del Yak-42 y la situación de Federico Trillo, anunciando que el exministro de Defensa, a cuya etapa señala el Consejo de Estado como responsable del accidente aéreo que en 2003 costó la vida a 75 militares, dejará de ser embajador en Londres en breve.

Sin embargo, para evitar la humillación de destituir a Trillo -quien, como dijo Rajoy, "has estado siempre ahí, ocupándote de temas que no vamos a calificar"- y las consecuencias que pudiera tener para el PP, está filtrando a través de varias agencias de prensa que dejará la legación en Reino Unido dentro del paquete de 72 embajadores "cuyo relevo estaba pendiente porque el Ejecutivo estaba en funciones".

Una estrategia que busca desactivar las exigencias de destitución que están lanzando todos los grupos de la oposición y, de manera más sentida, los familiares de las víctimas del accidente del Yak-42. 

De hecho, la agencia EFE cita a "fuentes diplomáticas que han recordado que la embajada en Londres está 'pendiente de renovación', como otras 72 legaciones diplomáticas".