El ex primer ministro francés François Fillon se impuso este domingo por un gran margen en la primera vuelta de las primarias del centro-derecha francés, Los Republicanos, y se postula como el favorito para ser el candidato conservador a las presidenciales de 2017, a la espera de la segunda ronda que le medirá a Alain Juppé. El inesperado triunfo de Fillon, sumado al relativo aguante de Juppé, provocaron la eliminación de la carrera del expresidente Nicolas Sarkozy, que fracasa en su apuesta de reconquistar el Elíseo cinco años después de haberlo dejado escapar frente al socialista François Hollande.

Dedicará más "pasión" a su familia
Sarkozy, de 61 años, compareció abatido ante los medios para reconocer su derrota: "Quiero dar las gracias a mi mujer y a mis hijos, siento haberles impuesto muchas penalidades. No es fácil vivir junto a un hombre que despierta tantas pasiones como yo. Ha llegado el momento de aportarles más pasión privada y menos pública. Buena suerte a Francia". 

Estéril escoramiento a la extrema derecha
En ese mismo discurso consideró que tanto Fillon como su contrincante en la segunda vuelta, Alain Juppé, "honran a la derecha francesa", y pidió a sus electores que no voten por los partidos extremos, en una clara referencia a la ultraderecha de Marine Le Pen. La estrategia de "todos contra 'Sarko" que sus seis rivales en las primarias adoptaron en los debates ha acabado por pasarle factura, así como también los numerosos escándalos judiciales en los que sigue inmerso, que lo hacían un candidato vulnerable si era hallado culpable en alguno de ellos.

En los últimos años, Sarkozy ha acercado su discurso a las cuestiones que dominan la agenda de la ultraderecha, sobre todo las referidas a la identidad nacional y a la mano dura en la seguridad. Con esas ideas -que reforzó tras ser elegido hace dos años al frente de su partido, Los Republicanos, con menor apoyo de lo previsto-, Sarkozy pretendió convertirse en el garante de que el Frente Nacional no alcanzará el Palacio del Elíseo, pero sus votantes no le han seguido. Pese a todo, tras 40 años en política, nunca puede afirmarse que Sarkozy haya dicho su última palabra. Ya en 2012, cuando perdió el Elíseo en las presidenciales frente al socialista François Hollande, se apartó dos años de la vida política, a la que en algún momento pareció que no iba a regresar. 

Merkel optará a un cuarto mandato por la "incertidumbre" mundial
Sarkozy fue el encargado de ir de la mano de Angela Merkel a la hora de liderar la respuesta europea a la crisis en 2010, pero desde entonces los caminos de ambos han sido totalmente contrapuestos. Merkel, arropada por su partido, anunció ayer que optará a un nuevo mandato. Ayer comunicó a la dirección de la CDU, reunida en Berlín, que se presentará de nuevo para liderar el partido en el congreso que se celebrará en dos semanas, convencida, dijo, de que tiene fuerzas para volver a ser su candidata en las generales. Según explicó en una rueda de prensa, tomó la decisión tras reflexionar "infinitamente" y consciente de que será la campaña más difícil desde la reunificación de Alemania, ante la "polarización" de la sociedad, el auge del populismo de derechas y los desafíos a los que se enfrentan los valores compartidos, en Europa y en la esfera internacional.

Merkel, que recordó que su partido tendrá también el reto de impedir una victoria de un bloque de socialdemócratas, Izquierda y Verdes, se mostró dispuesta a aportar su "experiencia"y también "nuevas ideas" para una nueva legislatura. Tras dieciséis años al frente de las filas conservadoras, Merkel no contaba con competidores dentro de su partido y, después de once años como canciller, su formación se mantiene entre nueve y doce puntos por delante del Partido Socialdemócrata (SPD), socio en la gran coalición y aún sin candidato. Según las últimas encuestas, si se celebraran ahora las elecciones la CDU ganaría con entre el 33 y el 34 % de los votos.