Yolanda Pacual acababa de cumplir 50 años y tenía una hija de17. Trabajaba como periodista en El Mundo-El Correo de Burgos, donde era jefa de sección y se encargaba del cierre de la edición. Al llegar a su casa, sobre la medianoche, su expareja y padre de la niña, de 62 años, la mató asestándole varias puñaladas en el garaje de la vivienda.

Con el asesinato en Burgos de la mujer de 50 años, se elevan a 37 las víctimas mortales por violencia machista este año en España, tres de ellas en Castilla y León en el último mes. Los casos de violencia machista han dejado además a 24 menores huérfanos en España en lo que va de año, a los que hay que sumar la hija de Yolanda.

Hace apenas un año publicaba un artículo en el periódico contra la violencia machista en el que reclamaba educación y el compromiso de la sociedad para erradicar esta lacra. Por su interés, lo reproducimos a continuación:

"Es un problema de todos"

FRASES COMO ‘yo no consentiría un maltrato’ que luego a la hora de la verdad se convierten en ‘los celos son una prueba de amor’ denotan que si bien somos conscientes de la existencia de una lacra social como la violencia de género, mantenemos mitos en torno al enamoramiento muy arraigados en nuestro interior, fruto de la educación y los roles asignados por la sociedad. Una actitud que se constata en los adolescentes que hoy tienen entre 14 y 19 años, protagonistas del estudio que se publican en las páginas de esta misma edición. 

Cada vez más jóvenes son capaces de detectar actitudes de violencia y control excesivo en una pareja, por lo que el balance puede tener una visión positiva en un cambio de tendencia en cuanto que las nuevas generaciones rechazan estos comportamientos. Sin embargo a la hora de analizar diferentes situaciones son incapaces de asumir que ciertas actitudes son señales de futuras agresiones físicas o psíquicas. El hecho de que el 55% de ellos consideren que el maltratador lo es porque está bajo la influencia del alcohol o está loco; que el 71% considere que no hay más casos sino que se publican más; o que todavía hay un 10% que crea que la agresión sexual dentro de la pareja no es algo muy grave solo puede hacernos saltar las alarmas de que algo se está haciendo mal en la sociedad. 

Y no podemos echarnos la culpa unos a otros porque somos todos. Desde los padres hasta las administraciones y los propios medios televisivos. 

Si asumimos que los niños de pequeños son como esponjas y les apuntamos a idiomas, danzas, fútbol y mil historias extraescolares más para que aprendan esos conocimientos que a nosotros tanto nos costaron de adultos desde edad temprana para que interioricen las enseñanzas, podemos aplicar la misma idea a comportamientos violentos. Si los niños escuchan gritos en sus casas, observan faltas de respeto, violencia física... cuando llegue a mayores reproducirán los mimos patrones aprehendidos. Si educam,os en la desigualdad, no verán a su igual como tal. 

En la escuela llegan ya con parte de esos patrones y el propio lenguaje de la sociedad y del aula nos llevan a patrones sexistas. Las administraciones tampoco hacen sus deberes y la justicia, cuando hay que recurrir a ella, tampoco está a la latura. Es un problema de todos y el cambio debe empezar por uno mismo.

La hija quería renunciar a las visitas paternas

Yolanda Pascual estaba citada junto a su hija hoy mismo en el juzgado porque la adolescente había solicitado renunciar a las visitas paternas, según el director del diario donde trabajaba la víctima, Ricardo García Ureta.

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Burgos ha confirmado también que no existían denuncias previas de malos tratos.

La propia Yolanda les había hablado de esa situación de "violencia psicológica" que la había llevado a separarse de su esposo hace cuatro años, ha manifestado el director del periódico a los periodistas, tras participar este mediodía en un acto de condena por este crimen machista convocado por el Ayuntamiento de Burgos. Según ha explicado García Ureta, "ella nunca denunció maltrato, porque no era ese maltrato físico tan visible, sino un maltrato más silencioso y menos evidente".

Ha sostenido que parecía que la tensión en la pareja se había relajado últimamente, aunque "seguía preocupada y tirando adelante por su hija". García Ureta ha contado que, cada vez que llegaba a la redacción del periódico una noticia de violencia de género, Yolanda decía que cualquier día le pasaría a ella.

El exmarido, I. G. G., fue detenido como supuesto autor de la muerte de Yolanda Pascual en el mismo lugar de los hechos, un garaje comunitario del Parque de Europa de Burgos, y pasará a disposición judicial una vez concluya la investigación policial. El Juzgado tomará declaración entonces al detenido y decidirá sobre su situación personal, según las mismas fuentes.