La gestora del PSOE ha apostado por la pacificación. “No va a haber expulsiones.., nadie se lo ha planteado, ni antes de que votaran que no, ni mucho menos después. Javier (Fernández) lo ha dicho y no ha cambiado su posición”. Uno de los dirigentes socialistas con más influencia en la Gestora, y en su propio presidente, se lo ratificaba a ELPLURAL.COM hace unas horas. “Sería una locura… Tendrán que aceptar el castigo que marca el reglamento interno, pero nada de provocar más quiebras en un Grupo Parlamentario que se va ordenando poco a poco”.

En realidad incluso parecen bajar también las aguas en el enfrentamiento con el partido hermano del PSC. “Ahora lo que toca -nos dicen en Ferraz- es esperar a las resoluciones que tomen en su Congreso este fin de semana... a ver qué definición toman con el asunto de Cataluña nación y todo esto”. Pero si no hay declaraciones que chirríen con el acuerdo de Granada, que no contempla la modificación del artículo dos de la Constitución, en la actual dirección socialista lo que se quiere es relajar el pulso.

“Es verdad que siempre ha habido, y ahora hay algunos más, partidarios de volver a formar un proyecto propio del PSOE en Cataluña, pero también que la mayoría lo que desea es reformar el acuerdo político”. Sentarse a negociar, va a ser “inevitable”. El convencimiento en Ferraz es que el acuerdo político actual es muy desequilibrado: “Ellos vienen, proponen, votan, mientras que nosotros no tenemos ni voz ni voto en la estructura del PSC, y aceptamos eso a cambio de su acatamiento de las decisiones del PSOE que afectan al resto de España.., pero después nos encontramos con que votan de manera independiente en asuntos nacionales. Evidentemente eso lo tenemos que replantear”.

Y en ese mismo espíritu de no provocar conflicto, tampoco serán los siete diputados del PSC tratados diferentemente del resto de diputados que votaron que no. Se les tratará exactamente como a los demás. Es decir, habrá multa. Y punto.

Pero hay entre todos los disidentes una diputada que sí está irritando sobre manera en Ferraz. O si se quiere, en la gestora. Es el caso de Margarita Robles, la juez que Pedro Sánchez colocó de número dos en las listas por Madrid.

Y lo que la hace tan especial es que “va de plató en plató, y de micrófono en micrófono explicando la pureza de sus principios, mientras que el resto nos hemos vendido -nos dice una miembro del Grupo Parlamentario Socialista-, pero se niega a abandonarnos, y eso por una única razón: se quedaría sin la presidencia de la Comisión de Justicia, que es lo que le preocupa”. Una doble moral que subrayan sólo dejaría de parecerlo si se pasara al Grupo Mixto -lo que sin duda es lo que verían bien en la dirección socialista- o, mejor aún, si devolviera su acta de diputada.