Mientras el Congreso de los Diputados se prepara para un nuevo intento de investidura de Mariano Rajoy -la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, ha puesto en marcha hoy el protocolo para iniciar el lunes la ronda de consultas del Rey- los diputados se han dotado paradójicamente de un paracaídas para el caso de que haya unas terceras elecciones que en la actualidad nadie contempla allí y para dar más margen de maniobra al actual Ejecutivo en funciones. El pleno ha aprobado la modificación de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera para permitir algo de margen a un Gobierno en funciones y a las autonomías respecto a los objetivos de déficit. También se ha sacado adelante la reforma electoral exprés para, entre otras cosas, acortar los plazos si hay convocar otras elecciones y que no caigan en Navidad. Las reformas, propuestas por los populares y en la que se han aceptado dos enmiendas en cada una, han contado con el apoyo del PP, PSOE, Ciudadanos y grupo Mixto.

El efímero guiño entre Iglesias y Hernando

La colaboración puntual entre PP y PSOE para sacar adelante estas reformas exprés ha dado munición a Unidos Podemos en un pleno en el que el trasfondo del debate estaba en la posible investidura de Rajoy. Tanto desde el PSOE como desde Unidos Podemos han insistido en los últimos días de la posibilidad de poner en dificultades al PP desde el Congreso si Rajoy reedita Ejecutivo, pero de momento las heridas por el descabezamiento de Pedro Sánchez y por la imposibilidad de un Gobierno alternativo al popular están demasiado recientes. La formación morada iniciaba la jornada negando en los medios cualquier vínculo con el escrache a Felipe González -como ha insinuado por ejemplo Rubalcaba- mientras en la Cámara se producñia un breve guiño entre Pablo Iglesias y Antonio Hernando: cuando Ana Pastor negó la palabra al líder de Podemos durante la protestas por los CIES el portavoz socialista inició una tímida protesta que secundaron varios de sus diputados. Ahí acabaron los gestos de complicidad porque el pleno sirvió a partir de entonces para cruzarse reproches sobre quién es el culpable de que el PP vaya a seguir gobernando. 

El desencuentro de Saura con Garzón e Iglesias

Alberto Garzón ha iniciado las acusaciones al abordar la reforma de la ley de Estabilidad y advertir de que el hecho de los socialistas tengan "prácticamente decidido" permitir gobernar a Rajoy no significa que les tengan que apoyar. Ha apuntado en ese sentudo que a la hora de votar las enmiendas de hoy han elegido "a la derecha", haciendo cómplice a los socialistas de las políticas de austeridad. Pedro Saura ha replicado en su turno de palabra responsabilizando a Unidos Podemos de que gobierne el PP porque "votaron no" a un Gobierno de Pedro Sánchez. El portavoz económico del PSOE defendió que "el keynesianismo del siglo XXI" pasa por el lado de los ingresos y no del gasto y que por eso el debate clave es el de la reforma fiscal para aumentar la recaudación. Un punto que en teoría debería ser de encuentro en el futuro. Saura ha iniciado significativamente su intervención defendiendo "la libertad de expresión" frente a los que impusieron ideas en el acto de Felipe González.


Iglesias, a la hora de abordar la reforma electoral, se ha dirigido a Saura para ironizar sobre el escrache a González, evocando los tiempos en los que las protestas estudiantiles eran contra Aznar y PP y PSOE "no compartían argumentario", cuando ahora "parece que van a compartir también un presidente de Gobierno". El de Podemos culpó al PSOE de alinearse "de nuevo" con el PP en esta reforma y de estar "entrenando" para el futuro porque en el pasado habían dedendido las enmiendas que ahora rechazaban al presentarlas Podemos como el voto a partir de los 16 años. "Es una obviedad que van a entregar el poder al PP pero les pido que hoy no les pongan fácil que sigan teniendo el poder", concluyó Iglesias estérilmente al dirigirse a los socialistas para que apoyaran sus enmiendas. También culpó a los socialistas de permitir que Rita Barberá siga en el Senado al no secundar su propuesta de reforma electoral. 


Disyuntivas que no acabarán con la investidura
El Gobierno 'frankenstein' que bautizara despectivamente Rubalcaba para descalificar la posibilidad de un Gobierno de Sánchez con las fuerzas de izquierda y las soberanistas ha quedado en nada y ahora el riesgo está, utilizando esa misma terminología, en una oposición 'frankenstein' que no consiga acuerdos para poner en aprietos a Rajoy. A tenor de lo visto hoy los socialistas tienen mucho trabajo de 'pedagogía' por delante más allá de lo que pase en la investidura porque en muchas ocasiones tendrán que elegir en la Cámara entre el PP y el resto de partidos, necesitando a Podemos o a los soberanistas, como reconocen algunos diputados. Mientras, Podemos busca rentabilizar el previsible cambio de postura. La oposición constructiva y dura con el PP con la que los socialistas pretenden quitarse el estigma de la posible abstención no será sencilla. Este jueves ha sido una jornada muy distendida para los populares.