Como ya viene siendo costumbre en otras ediciones del [S8], la sección Sinais en Curto ha ofrecido una selección de trabajos realizados por artistas gallegos que muestran una vez más una gran diversidad creativa en su indagación alrededor de la imagen y del sonido.

Cuerpos.

En Quiasma, Tono Mejuto film en 16mm y en blanco y negro al bailarín Javier Martín, acompañado por una pieza de Oleg Karavaichuk, durante el proceso de preparación de una pieza de Martín, la exforma. Mejuto explora el trabajo corporal del bailarín, sus movimientos, su candencia y su relación con la música, mediante un trabajo visual que fragmenta la figura anatómica para llegar, precisamente, a su estructura. El cuerpo protagoniza un trabajo que se ha visto como una puesta al día del Pas de Deux de Norman McLaren en tanto a estudio cinemático de la coreografía y del cuerpo.

Rapa das Bestas, de Jaione Camborda, también se adentra en el cuerpo y, en cierto sentido, en la coreografía, en este caso para, rodado en Super 8 y en blanco y negro, llevar a cabo un trabajo experimental de no ficción que, sin embargo, posee cierta candencia narrativa que muestra la ancestral fiesta gallega que da título al corto y que Camborda usa para mostrar una suerte de combate entre los cuerpos humanos y los caballos. Una coreografía casi de lucha cuerpo a cuerpo que presenta el aspecto atávico de la tradición en esa intersección entre el hombre y el animal.

Paisajes.

El paisaje suele ser un tema recurrente en la sección Sinais en los últimos años. Marco Flórez lleva a cabo un trabajo muy especial en Fuerzas invisibles: a partir de una filmación en Super 8 realizada en el pasado por el director durante un viaje a Almería, lleva a cabo una exploración impresionista del color mediante la manipulación del material que habla del paisaje, pero también del movimiento constante, del desplazamiento, en el que las cuestiones formales acaban siendo vehículo para el surgimiento de una mirada personal hacia un momento particular. Así, lo filmado en el pasado regresa al presente para tener otro significado, también, para encontrar las huellas de lo emocional que quedaron impregnadas en lo rodado. Helena Girón y Samuel Delgado, en Montañas ardientes que vomitan fuego, entregan un trabajo singular sobre los túneles volcánicos tinerfeños en el que el paisaje se presenta como una fuerza extraña, inexpugnable, lleno de secretos y cierto tono oscuro, creando una narración experimental que posee algunos trazos de ficción. El sonido produce un tono perturbador que amplía la naturaleza de las imágenes. O ollo cobizoso de las jóvenes Lara y Noa Castro, realizan una aproximación en 16 mm a su entorno cotidiano: paisaje, figuras humanas, aspectos que modulan la vida diaria… para, a través de imagen y de sonido, entregar un trabajo que rompe con la representación más convencional para imponer una reformulación de la forma de mirar y de representar la realidad, en toda su amplitud. Unas imágenes que incomodan en tanto a su presentación, no tanto por aquello que muestran.

 Vacío.

La cineasta y fotógrafa Carla Andrade toma el título de un poema de Dalchin Kim para continuar su exploración de la representación del paisaje que ha vertebrado gran parte de su obra previa y que la ha situado, creemos, entre una de las más interesantes artistas audiovisuales de nuestro país. En El paisaje está vacío y el vacía es paisaje realiza un trabajo conceptual alrededor no tanto del paisaje –en este caso el desierto de Atacama-, que también, como sobre la nada y el vacío. Para ello sitúa la cámara frente a varis tomas fijas de paisajes –en algunos casos sin movimiento- para a través de los sonidos que acompañan a las imágenes desarrollar un discurso que apela no solo a la reflexión sobre lo que vemos y oímos, así como a la forma en que está construida la pieza, sino también a un elemento sensorial, casi emocional, que conlleva que el corto consiga conducir lo figurativo, lo material, hacia el terreno de la abstracción en su representación. El vacío asoma en lo tangible, y lo tangible se puede convertir en el vacío. Y en ambos casos, con un significado, con un sentido.