Aunque quizá sea por cuestiones del azar, puede llamar en cierta manera la atención la coincidencia en la cartelera de varias películas que reinciden en el sentido humano o espiritual en una época en la que la sociedad se halla demasiado ensimismada en las nuevas tecnologías, el consumo de productos comerciales y demás sucedáneos. Si bien en Paterson (2016) Jim Jarmusch incidía en la importancia de lo cotidiano a través de la figura de un joven conductor que escribe poemas en sus ratos libres pero que rehúsa utilizar ordenador, teléfono móvil e incluso huye del propio reconocimiento en un momento en el que se busca la notoriedad aunque sea a través de las redes sociales; o Silencio (2016) en la que a partir del viaje de dos misioneros jesuitas al Japón feudal del siglo XVII en busca de su mentor Martin Scorsese concibe una reflexión sobre la fe y el silencio de Dios, se estrena ahora el último título de Eugène Green, Les fils de Joseph, un fresco impregnado con un aire de misticismo que gira en torno al amor.

Vincent (Victor Ezenfis) es un adolescente que ansía conocer la identidad de su padre, algo a lo que siempre se ha negado a revelar su madre, Maria (Natacha Régnier). Hasta que un día descubre que éste se llama Oscar Pomedor (Mathieu Amalric), un exitoso editor de libros cínico y egocéntrico. A partir de ahí, el joven urde un plan de venganza que se trunca con la aparición de Joseph (Fabrizio Rongione).

A partir de estas premisas, el cineasta nacionalizado francés pero de origen norteamericano, concibe una suerte de retablo que, a partir de varios pasajes bíblicos, estructura a modo de metáfora en cinco capítulos. "El sacrificio de Abraham", que refleja la rabia de Vincent con su madre porque no entiende que esta se niege a revelar el nombre de su padre como tampoco la ausencia de éste; "El Becerro de Oro", en la que Green muestra con un fino tono crítico los entresijos del ámbito editorial; "El sacrificio de Isaac", cuando el protagonista intenta acabar con su padre, en un sentido inverso a la reproducción del cuadro de Caravaggio que precisamente lleva el título de El sacrificio de Isaac (1603) que el chico tiene colgado en una pared de su habitación; "El carpintero”, que narra su encuentro con Joseph y "La huida a Egipto", donde Joseph, Marie y Vincent abandonan París para viajar hasta a Normandía.

Y hemos dicho retablo, porque quizá es el término que mejor pueda servir para definir el film ya que esta compuesto en su mayoría por planos frontales de gran pulcritud estética y en los que el cineasta da prioridad a la palabra, a los rostros, a las miradas, reforzado así mismo por esa estaticidad interpretativa de la que hacen gala los actores.

Les fils de Joseph es un film tan atractivo como complejo, una alegoría en la que Green, además de satirizar de forma sutil el mundillo literario, es una exploración sobre las relaciones paterno filiales y una reivindicación sobre el amor, también a través del arte, como pone de manifiesto la visita al Museo del Louvre de Vincent y Joseph quienes contemplan los cuadros San José Carpintero (h.1642) de Georges de La Tour y El cristo muerto (h.1654) de Philippe de Champagne.