La elección de David Yates, de quien este año pudimos ver la interesante La leyenda de Tarzán, como director de Animales fantásticos y dónde encontrarlos tras haber dirigido las cuatro últimas entregas de la saga de Harry Potter, podría dar a entender una búsqueda de continuidad con ella en el comienzo de la nueva saga auspiciada por J.K. Rowling. Es decir, crear las suficientes conexiones entre una y otra, a pesar de las grandes diferencias en muchos aspectos, para que la nueva película revitalizase la memoria a la vez que abriese un camino independiente para la serie. Y el caso es que, llamativamente, Animales fantásticos y dónde encontrarlos tiene la virtud de presentar más lo segundo que lo primero, es decir, la búsqueda, aunque con algunas reminiscencias a Harry Potter, de una identidad propia a la hora de crear un universo que irá desarrollando en las siguientes cuatro entregas previstas.

La película de Yates se desarrolla en Nueva York, durante la década de los años veinte. Allí llega desde Inglaterra Newt Scamander (Eddie Redmayne, cuya interpretación es un gran lastre para el personaje y la película) con un maletín a través del cual se accede a una suerte de zoológico de animales fantásticos. El problema surgirá cuando algunos de estos escapen por la ciudad en un momento en el que se están produciendo extraños sucesos que ponen en peligro la convivencia entre humanos y magos. La película toma dos vías narrativas que poco a poco acabarán confluyendo y que importan menos que aquello que está sucediendo a su alrededor, la construcción de un imaginario propio y, sobre todo, la búsqueda de crear dos ámbitos reales dentro de la ficción de la película.

[[{"fid":"55592","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', de David Yates","title":"'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', de David Yates","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

Sobre esto último, surge lo más interesante de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, la pulsión por dar forma ‘real’ al mundo mágico dentro del mundo ‘real’ en la ficción, creando dos espacios posibles en perfecta convivencia. O, lo que es lo mismo, la integración de lo fantástico en la realidad. Que la esfera de lo real en la ficción sea a su vez la reconstrucción de una época es, en cierto modo, un impedimento para conseguirlo de manera plena, a pesar del encanto que tienen las imágenes de Yates. Sin embargo, el resultado es una estimulante mezcla visual en la que permanece las formas reconocibles de la reconstrucción neoyorquina pero con la integración de elementos fantásticos que la violentan, que dan forma a algo diferente. Ahí la película de Yates cobra relevancia por encima de su trama, como también lo hace en determinados momentos con algunas soluciones formales realmente inteligentes e imaginativas.

Pero Animales fantásticos y dónde encontrarlos acaba saturando por la acumulación de situaciones que se encadenan para dar forma a una narración que pierde en gran medida interés, cobrándolo, en detrimento de ella, las imágenes. Según avanza la película, apenas importa, o no del todo, qué está sucediendo a nivel argumental, quizá porque la base en la que se sostiene la historia resulta tan sencilla que es fácil adelantarse, más o menos, a lo que acontecerá poco después. En cambio, se impone la fascinación por todo el dispositivo visual creado para dar forma a esos universos que mencionábamos anteriormente y que en teoría deberían ser el contenedor de la historia, la forma que diera sentido a ese fondo, produciéndose una clara fractura.

[[{"fid":"55593","view_mode":"ancho_total","fields":{},"type":"media","attributes":{"alt":"'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', de David Yates","title":"'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', de David Yates","class":"img-responsive media-element file-ancho-total"}}]]

El mundo mágico que convive con lo real acaba dando forma a una gran fantasía en la que, poco a poco, se pierde todo conato con la realidad. Nos introducimos de lleno en un espacio imposible que aceptamos abiertamente. Dejamos que la película nos conduzca por él. Pero tras el clímax y los interminables finales que alargan Animales fantásticos y dónde encontrarlos lo que queda es la extraña sensación de haber asistido a un gran espectáculo, envolvente y fascinante, pero en el que falta algo, quizá más peso dramático. Pero, para ser justos, la película de Yates establece el punto de partida de lo que, intuimos, está por venir a nivel argumental, algo que se percibe en esos finales que establecen las pautas futuras de la saga. Que, a tenor de lo visto en Animales fantásticos y dónde encontrarlos, son todavía un cierto interrogante.