La caza y el tráfico ilegales son la mayor amenaza directa para el futuro de muchas de las especies en peligro de extinción del mundo, sólo superada por la pérdida de hábitat en términos de riesgos globales contra la supervivencia de las especies.   

Elefantes en AfricaEl comercio ilegal de vida silvestre mueve más de 23 mil millones de euros en todo el mundo, y un 90% de los beneficios van a un pequeño número de redes internacionales de delincuencia organizada estrechamente vinculadas a conflictos militarizados y la corrupción.

Toda la vida salvaje necesita protección, pero la pérdida del elefante -seguramente el más emblemático de todos los animales- sería una catástrofe sin precedentes para África. Se calcula que entre 2009 y 2014 las redes criminales de tráfico ilegal han comercializado  170 toneladas de marfil, lo que equivale a alrededor de 230.000 elefantes, sacrificados para alimentar un mercado hambriento de baratijas de marfil. Si la caza furtiva continúa al ritmo actual no habrá ningún elefante salvaje en 2025. Los elefantes caminan a la extinción en países como Sierra Leona y Senegal y se pretende que no entren más en la lista.

Elefantes en peligroNo hay datos muy exactos, pero se estima que el 71% de los elefantes de Malawi se perdieron entre 2002 y 2006. En este país, uno de los más pobres de Africa, las poblaciones de elefantes son más pequeñas que las de países vecinos, pero su permanencia es vital. La mayoría de estos países pequeños de Africa, como Camerún, Costa de Marfil, Togo, etc. dependen de su capital natural y su destrucción socava el sustento de las comunidades que dependen de los recursos naturales, dañando la salud de los ecosistemas, de los que dependen, y limitando el desarrollo económico sostenible, como el turismo.

En la mayoría de estos países de Africa la situación de pobreza ha hecho que la lucha contra el comercio ilegal de animales salvajes haya estado postergada ante necesidades más urgentes como educación y sanidad. La conferencia del Londres del pasado año 2014 sobre la vida silvestre ha empezado a concienciar a muchos de estos países y sus dirigentes de la importancia de mantener la vida salvaje, cuidar el medio ambiente y hacer de eso una forma de vida mediante el desarrollo económico sostenible.