El poeta del rock ha hecho suyas esas canciones a través de un proceso que podría llamarse de “desversión” y que parte de la idea de que las canciones no las había compuesto La Voz y por tanto había hecho una versión distinta a la de su autor. Ahora Dylan busca la esencia de la canción y la despoja de adornos, arreglos, ropajes y el aire estándar con el que las envolvió la voz sedosa del tío Frank.
Susurros de terciopelo
Las cuerdas vocales del bardo de Minnesota no son precisamente de seda, es verdad, pero están dotadas de una inmensa cantidad de ternura, genio y sensibilidad. La misma que le lleva a acariciar con susurros de terciopelo unas canciones que impresionan, emocionan, cautivan y calman hasta límites balsámicos. Ayudan a crear ese ambiente unos instrumentos suaves, finos, arrulladores, artesanales, de delicados matices.
Dylan, además, consigue por enésima vez, escabullirse de los usos, normas y pautas que impone la industria. En su selección, deja a un lado los éxitos más universales de Sinatra, “My Way”, “New York, New York” o “Strangers In The Night” y se centra en baladas mas modestas y prestas a ser redescubiertas. Ahí quedan para la historia de los casos insólitos “Autumn Leaves”, “That Lucky Old Sun” o “Where Are You?”, canciones que con más de setenta años lucen como recién nacidas.
Sello: Sony. Actividad: 1962-actualidad. Discografía esencial: “Blonde On Blonde”, “John Wesley Harding”, “New Morning”, “Blood On The Tracks”, “Oh, Mercy”, “Time Out Of Mind”, “Basement Tapes”, “Modern Times”. Influido por: el blues, el folk y el country. Influye: en toda la humanidad: hubo una antes de Dylan y hay otra, después.
