La sequía, esta sequía anónima pero persistente, de la que apenas se da noticia en los medios de comunicación, se agrava por momentos. Las reservas de agua embalsada a nivel estatal están por debajo de la mitad de su capacidad (46%). El año pasado por estas mismas fechas nuestros embalses estaban casi veinte puntos por encima, al 65%, que viene siendo la media de la última década.

La situación, como casi siempre, muestra fuertes contrastes entre comunidades. Así, mientras en Cataluña y el País Vasco las reservas de agua se mantienen en márgenes ligeramente inferiores a lo normal, las comunidades del noroeste y el centro peninsular están sufriendo las peores consecuencias, y en algunas ya se han empezado a tomar medidas excepcionales para asegurar el abastecimiento a la población y garantizar la conservación de los ecosistemas acuáticos, que también se están viendo gravemente afectados.

En Cantabria los embalses están al 39% de su capacidad cuando deberían estar al 75% (media de los últimos diez años). En La Rioja están al 36%, casi la mitad de la media para estas fechas (68%). En Castilla y León los pantanos están al 43% en lugar del 72%, que es la media habitual para esta semana de agosto, y a menos de la mitad de lo que estaban el año pasado (80%).

Pero la sequía no afecta tan solo a España. En Italia están viviendo la peor sequía del último siglo y en su capital, Roma, han estado a punto de activar un plan de restricciones que habría afectado a sus casi tres millones de habitantes con cortes en el suministro durante buena parte del día, con las nefastas consecuencias que ello tendría para los ciudadanos y muy especialmente para el turismo en plena temporada alta.

Las reservas de agua embalsada a nivel estatal están por debajo de la mitad de su capacidad (46%)

La situación se ha conseguido salvar gracias al pacto alcanzado entre las autoridades municipales y regionales y la empresa mixta (participada por el ayuntamiento) que gestiona el servicio de agua, que redoblará sus esfuerzos para garantizar el abastecimiento a la ciudad sin afectar al medio ambiente.

El modelo mixto que funciona en Roma es la mejor garantía de servicio para afrontar episodios de sequía extrema como los que estamos viviendo en buena parte de España. Unos episodios que lejos de remitir amenazan con ir a peor y ser más recurrentes como consecuencia del cambio climático, que se está manifestando con especial intensidad en la cuenca mediterránea.

Ante esta situación lo inteligente es sumar esfuerzos y reforzar los acuerdos de colaboración para garantizar el correcto funcionamiento de los servicios municipales de aguas. Un servicio que deberá afrontar retos tan o más serios como los que se están afrontando en Roma en base a la cooperación publico privada. En base a la incuestionable titularidad pública del agua, que es de los ciudadanos, que es de toda la sociedad, pues el acceso al agua potable y de saneamiento es un derecho humano universal.

Pero para garantizar ese derecho es necesario seguir apostando por el conocimiento compartido en base a la experiencia, por el empleo de la mejor tecnología y los mejores equipos, por el trabajo en red y por el máximo compromiso social. Solo así se puede garantizar el mejor servicio de aguas con el menor impacto medioambiental. 

La situación es perfectamente seria. Los experimentos en la gestión del agua deberían quedar supeditados a la garantía de eficiencia. De lo contrario estaremos poniendo en riesgo una de las principales prestaciones al ciudadano. Es tiempo de reforzar alianzas para garantizarnos el acceso al agua desde el respeto al medio ambiente. Y eso es algo que solo se puede conseguir desde la cooperación, nunca desde el enfrentamiento.