Mariano Rajoy debe dimitir por ignorante. Y además, por cínico. Su desconocimiento clama al cielo. De su testimonio ante la Audiencia Nacional se desprende que el hoy presidente y entonces secretario general del PP no sabe, no conoce, o no ha querido averiguar que ha ocurrido en su partido durante muchos. Y en ese caso ¿cómo iba a responsabilizarse de las cuentas?

Todo es vago y brumoso. Sí, hubo alguna reunión, él no se enteró muy bien. Él no dio orden de nada porque no era su función, sino cosa de los económicos, gerentes y tesoreros, que luego daban parte a la Comisión Ejecutiva, pero allí tampoco se debatía nada. Todo se aprobaba y que el Tribunal de Cuentas se pronunciara.

Si dijo lo de "Luis se fuerte, te llamaré”, es porque uno manda muchos mensajes

Cuando le vinieron con historias turbias de dos municipios de Madrid, le dijo a Esperanza Aguirre que lo arreglara porque el presidente del partido no puede estar en todo. Aunque la lideresa no se enteraba de nada, como tampoco se enteró del Tamayazo. Y cuando las empresas de Correa siguieron trabajando en Valencia, pues vete a saber porqué.

Otro ejemplo ilustrativo. Cuando él ha ido a Bilbao no se ha enterado de qué empresa ha montado el acto. A él le reciben los políticos, y ya está. Y si dijo lo de "Luis se fuerte, te llamaré”, es porque uno manda muchos mensajes, pero luego dijo que no lo llamó.

Claro que el presidente de la Sala, el magistrado Ángel Hurtado, que ayer improvisó la figura paterna del excelentísimo testigo, Mariano Rajoy Brey, igual tacha este artículo de no pertinente, como hizo con muchas de las preguntas de la acusación.