Indignado y estupefacto. Conociéndole es probable que el propio don Juan Carlos haya utilizado la palabra cabreado. Su ausencia en el Congreso de los Diputados, en una ceremonia que enaltecía a quienes abrieron camino a la democracia, tiene que haber sido para el monarca emérito un motivo de regio cabreo. Eso sí, su papel fue calificado de trascendente en ese proceso.

La Casa Real templo gaitas arguyendo que el protocolo obstaculizaba la presencia del antiguo soberano. Y, ante el vocerío de los medios informativos, el portavoz del PP Rafael Hernando salió a la palestra para reclamar una modificación protocolaria sobre todo cara al 40 aniversario de la Constitución el año que viene. Hasta Pablo Iglesias consideró oportuno que don Juan Carlos hubiera acudido al acto.

Y eso que horas antes, en un desayuno informativo, el líder de Podemos había dejado clara su opinión: "España no es igual a  Monarquía; es una realidad plurinacional".

Se perdió por tanto el directo de su hijo Felipe VI calificando de dictadura el régimen de Franco; concepto que no había utilizado y ya era hora

Don Juan Carlos se perdió por tanto el directo de su hijo Felipe VI calificando de dictadura el régimen de Franco; concepto que no había utilizado y ya era hora. Ojalá esa idea avance y llegue a procurar la paz que da la justicia a las familias que continúan buscando en las cunetas a sus seres queridos.

Fue pues el miércoles un día raro que al día siguiente tuvo como colofón los apuros del muy conservador y progubernamental diario La Razón, se las veía y se las deseaba aclarando que "ni La Razón ni su presidente han participado en ningún tipo de tráfico de influencias o fraude de subvenciones ni directa ni indirectamente." Y es que el alto directivo del grupo, Maurici Casals, consejero además de Atresmedia, sufría un nuevo revés judicial al verse imputado también en el caso Zed. Como su emérita majestad, Casals también debe sentirse indignado y asombrado, o sea cabreado.