La Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica presentada esta semana en el CaixaForum de Madrid, asegura que estudiar en colegios religiosos católicos, reduce la criminalidad y mejora la salud. No dudo en absoluto que el estudio, realizado por la famosísima empresa PricewaterhouseCoopers (a la que a partir de ahora y en honor de Pablo Iglesias nombraremos simplemente como PWC), esté hecho con el máximo rigor científico y ético. El curriculum de PWC es impresionante, si bien es cierto que ha cometido algún pequeño desliz, como equivocarse a la hora de entregar los sobres en la última edición de la ceremonia de los Óscar (el error es más que justificable ya que los sobres eran idénticos y sólo era posible distinguirlos porque en uno ponía "Oscar a la mejor película" y en el otro "Óscar a la mejor actriz").  Pero su prestigio no sólo lo debe a su magistral manejo de datos complejos, como el del caso anterior, sino también a su irrefutable honestidad sólo ensombrecida un poco, por asuntillos sin importancia como la detención en Madrid, por parte de la UCO en abril de 2015, de sesenta y un socios acusados de fraude fiscal o el registro realizado hace poco más de un mes, también por la Guardia Civil, de su sede en la capital española, por su presunta relación con la financiación ilegal del Partido Popular.

Pero vayamos a lo que importa, que me despisto de lo esencial. Como decía, la prestigiosa PWC asegura en su concienzudo estudio, que aquellos niños que tienen la enorme suerte de poderse permitir un colegio religioso católico concertado (es decir, pagado en parte por sus papás y en otra parte por todos los españoles incluidos musulmanes, budistas, judíos e, y estos es a los que les da más rabia, incluso ateos) no sólo serán más sanos de mayores, sino mucho más honrados. La honradez, sin duda, les viene porque los colegios católicos basan su educación en las enseñanzas del evangelio que, como de todos es sabido, es seguido a rajatabla por la jerarquía de la Santa Madre Iglesia. El tema de la salud queda algo peor explicado, pero una razón podría ser la de que en estos colegios los niños hacen mucho más ejercicio físico. Estos centros dan una enorme importancia al deporte. Los niños y las niñas practican todo tipo de actividades físicas, que son vigiladas por los sacerdotes de forma metódica. El acompañamiento incluye todo el proceso que va desde la propia acción física hasta el posterior ejercicio de relajamiento muscular y de higiene personal.

No es de extrañar que con estos mimbres, los alumnos que han recibido una educación católica destaquen de adultos como personas honradas y sanas. Sólo hace falta hacer un simple repaso entre los prohombres y mujeres de nuestro país, para encontrar entre ellos una mayoría de discípulos de estos centros. Sin querer extenderme demasiado, porque la lista es casi infinita, destaco sólo algunos de los más notables como Rodrigo Rato (Nuestra Señora del Recuerdo), Iñaki Urdangarín (Sagrado Corazón de Jesús), Luis Bárcenas (Universidad Pontificia de Comillas), Esperanza Aguirre (Santa Isabel de la Asunción) y en el top, un ex presidente como José María Aznar (Nuestra Señora del Pilar) y el mismísimo Mariano Rajoy antiguo alumno de los jesuitas. Así que ya saben, si quieren hijos sanos y honrados nada como poner un cura en su educación.