Yo nací en los setenta y, desde que tengo memoria, es democrática. Tal vez por eso, y con retrospectiva, rememoro que todos los partidos de gobierno, y sus líderes, desde UCD, PSOE o PP-cito a los que han sido gobierno-, han hablado de eso que era “el bien común”, de la defensa constitucional de la cohesión y solidaridad entre los territorios, lo que siempre se llamó “el interés general”. Tal vez porque mientras tenemos en nuestras puertas problemas más serios hay quien sigue debatiendo del sexo de los ángeles y sus plurinacionalidades, de la nación de naciones-que es como decir que somos los juegos reunidos Geyper-, el impertérrito Rajoy ha hecho otra de las suyas. Pensando en el interés personal, y no en el general, y tal vez mientras vapea un puro electrónico, pues dicen que ya no fuma y a él le va mejor la cosa diferida, ha cerrado con los nacionalistas vascos del PNV los próximos Presupuestos ¿Generales? ¿del Estado? Pues parece que ni generales, ni del estado. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, para confirmar el acuerdo presupuestario alcanzado con el PP, ha revelado que han sido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el lehendakari, Íñigo Urkullu los que negociaron los términos personalmente.

Es curioso como el señor presidente de todos los españoles maltrata en esos presupuestos, sin pudor alguno, a los ciudadanos de las comunidades donde no gobiernan como Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Asturias o Valencia. Ésta última, cuyo gobierno perdieron en las últimas autonómicas, ha pasado, de ser de las primeras en inversiones cuando la gobernaban, en A y en B-según sabemos ya judicialmente-, a estar en el furgón de cola de las inversiones ahora que han perdido el poder en ella. Sobre las que fugazmente gobernaron y volvieron a perder, sólo apuntar que de las inversiones prometidas a extremeños y castellanos manchegos,  nunca más se supo, pero si se sabe de lo que en esos cuatro años se ha “externalizado” que es el eufemismo favorito del PP para lo que toda la vida se ha llamado privatizar, todo lo que les ha dado tiempo.

Si hablamos de Andalucía, a la que siguen mirando como Torquemada, con la inquisidora sospecha de que todos son judeoconversos, herejes, moriscos, gente de mal vivir a la que hay que someter para el servicio, que es otra forma de hoguera,  poner por ejemplo que, en Dependencia, el Ejecutivo destaca un aumento de 100 millones de euros para el conjunto del Estado; pues bien, sólo en Andalucía serían necesarios 250 millones para cumplir con la obligación legal que tiene el Gobierno de financiar al 50% esta prestación. La conexión ferroviaria entre Algeciras y Bobadilla, crucial con el corredor del Mediterráneo para el tráfico y comercio de mercancías, ha vuelto a caerse de la mesa de los presupuestos en infraestructuras del señor presidente. Entre tanto el portavoz del PNV, Aitor Esteban ha destacado que el pacto de apoyo a los presupuestos del PP incluye un "cronograma para las obras de la Y vasca en los tramos que habían sido paralizados". Conste que no me parece mal que se invierta en la famosa “Y vasca” pero los agravios comparativos son interesadamente sangrantes. Mientras se sigue asfixiando y maltratando a las comunidades autónomas que no le apoyan, que no gobiernan, en un ejercicio de nepotismo político,  el Consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, ha elevado a 1.400 millones el pago de la Administración central al Gobierno vasco, el famoso “Cupo”.

Sé que el señor Rajoy no se va a sonrojar siquiera con la desvergüenza de estos presupuestos. Si estuviésemos en un musical de copla lo veo con el Lehendakari Urkullu catándose el uno al otro aquello de la Bienpagá: “si fui malo o bueno olvíalo ya, que he pagao con oro tus carnes morenas, no maldigas payo que estamos en paz”. La cuestión es que no es un musical ni un chiste. Hay muchas empresas, y detrás de ellas familias, ciudadanos, que necesitan que sus problemas sean, si no resueltos del todo, al menos atendidos y aliviados. Pero el clasismo genético del PP no puede evitar que aflore y, Rajoy, además de sus intereses personales, disimula cada vez menos la conciencia manifiesta de que en este país hay ciudadanos de primera y de segunda.

Una cosa más, ya que están de luna de miel los señores Rajoy y Urkullu, ¿por qué no apoyaron el PNV la investidura de don Mariano y nos hubiésemos ahorrados repetición de elecciones y un país embarrado? ¡Ah, claro! que así no hubiesen desgastado al PSOE sin posibilidad de gobernar gracias a la otra parte de la pinza del señor Pablo Iglesias, descargando en los socialistas toda la responsabilidad de la abstención para no tener que ir a nuevas elecciones. Qué manera más extraña de construir país, de patriotismo, y de pensar en la ciudadanía…Pues para este viaje, la verdad, es que no necesitábamos alforjas.