La voracidad que muestra el PP a la hora de  utilizar dinero ajeno, roza el concepto de lo obsceno. Al margen de temas como la Gürtel, Lezo o Púnica, el atentado contra el pudor que en temas de dinero ejerce el partido de Mariano Rajoy Brey, es flagrante.  Me refiero a su desesperada necesidad de mantenerse en el sillón cueste lo que cueste.

Pagando, suele ser la manera más directa de lograr lo que uno quiere, como saben tantos presidentes, primeros ministros, dictadores  o gobernantes de diversa calaña -, sin deseo de hacer comparaciones odiosas-.

Como no tiene quorum para los Presupuestos, el camino es  ofrecer dinero para  captar a socios que le den  su voto, lo afiancen

El asunto es que  para seguir al frente del  Estado el PP necesita unos presupuestos aprobados. Como no tiene quorum, el camino es  ofrecer dinero para  captar a socios que le den  su voto, lo afiancen. Así, el Ejecutivo ha comprometido más de 6.000 millones para 2017 con quienes le van a apoyar. El reparto quedaría de este modo: 4.000 millones, lo que ha reclamado Ciudadanos. El PNV ha conseguido más de 2.000 millones, sumados a los  3.380 millones de euros que irán llegando hasta el año 2023, para la financiación de infraestructuras. Coalición Canaria ha rascado casi 500 millones y, ahora, Nueva Canarias pide 450.

Lo que haga falta. Sobre todo porque hablamos de dinero público, dinero ajeno, dinero de los españoles. Rajoy reparte con gusto, haciéndose un poco de rogar, pero benévolo, paternal, amistoso. Se permite incluso soltar alguna gran frase: “Para acordar se requiere ceder un poco, no mirar demasiado hacia otro lado, ponerse en el lugar del otro, generosidad y grandeza”.

Lo más ético sería pedir dinero a sus militantes

Para  continuar residiendo en la Moncloa, más propio de un partido ético sería que el PP solicitara a sus militantes e incondicionales una ayuda económica especial, a fin de repartirla entre las fuerzas políticas que le apoyen. Se podría considerar lo correcto, salvo que eso volviera a abrir un futuro plagado de nuevos Correas, Bigotes, Crespos y demás, especialistas en abrir a lo privado la riqueza pública.

En el fondo de esa desesperada actuación late la necesidad de seguir manejando la situación, como ha quedado demostrado en las manifestaciones de algunos populares por controlar jueces y fiscales para declarar como imputados en vez de como  como testigos.

Eso sí. El método más eficaz es la acción directa. A fin de cuentas ¿de quién es el dinero de todos? Siguiendo sus palabras, Rajoy Brey obra efectivamente con indiscutible y arbitraria generosidad, pero mirando hacia otro lado. A la grandeza, no se la espera. Sale muy barata la pólvora del Rey.