El fútbol es  mucho más que todos aquellos que juegan  con una pelota entre sus pies. Pero  un gran futbolista -como lo fue en su tiempo el francés Zinedine Zidane- nos está dando ahora otras  lecciones,  de  política evidentemente.

El actual entrenador del Real Madrid es un demócrata claramente orientado hacia la izquierda. Nacido en Marsella y de origen argelino, se enfrentó  a Jean-Marie Le Pen  porque el líder ultraderechista intentó que los jugadores negros no pudieran cantar la Marsellesa. Y Zidane venció.

La hija de Le Pen, que es la que ahora ha cargado también contra el exjugador y  entrenador del Madrid, le ha dicho que él no sabe  lo que es la política,  que sólo  sabe jugar al fútbol. Ella es del Frente Nacional, aunque ahora lo disimule. Ella es  un peligro nacional, ¿para regresar a los tiempos del Gobierno de Vichy?

Otro  exfutbolista, también del Real Madrid, marcado felizmente por la política, ha sido Vicente del Bosque, quien consiguió una excelente victoria histórica de la selección española. Del Bosque, por cierto, es un veterano, listo, y sobre todo,  buena persona. Madrileño desde cuando era un futbolista  jovencito y madridista acérrimo, pero nunca contrario a los catalanes.

El maltratado estúpidamente por  ser un buen defensa del Fútbol Club Barcelona,  bastante  ilustrado, como es Gerard Piqué, tuvo la suerte de que en la selección española, del Bosque fuera su protector.

Y ahora Zidane ha pedido ante las elecciones francesas, “evitar al máximo” a la aspirante ultraderechista. El fútbol es, también, meter muchos  goles para  ganar así a los fachas.