De todas las crisis ambientales que atenazan el futuro de nuestra sociedad, la del agua es la que puede generar mayor angustia. Uno alcanza a imaginarse cómo podría llegar a ser la vida en un planeta más cálido y por lo tanto menos confortable, con mayores dificultades para disponer de energía o rodeados por un entorno natural menos diverso. Pero nadie se imagina vivir sin agua. Entre otras cosas porque la vida sin la compañía del agua es imposible.

Pero el acceso al agua es un derecho humano no garantizado y al que vamos a tener que prestar una mayor atención en el futuro. Según los expertos en la próxima década la demanda de agua potable se incrementará en más de 600.000 millones de metros cúbicos, o lo que es lo mismo: siete veces el caudal actual del río Nilo. Sin embargo el cambio climático está provocando que tanto el Nilo como el resto de ríos del planeta transporten cada vez menos agua. ¿Cuál es entonces la solución?

Desde luego los pozos subterráneos no. Las reservas freáticas se están agotando. Más de una cuarta parte de la producción agrícola mundial depende ya de la extracción del agua que se acumula en los acuíferos del subsuelo, que están menguando en todo el planeta de manera alarmante y a un ritmo absolutamente insostenible. Por lo que la única viabilidad para garantizar la sostenibilidad del recurso es mejorar la eficiencia en su uso, o lo que es lo mismo: gestionar de la manera más responsable la demanda.

Por eso es imprescindible que los servicios relacionados con el agua, desde su captación y suministro hasta su recuperación y retorno al medio, se lleven a cabo de la forma más eficaz posible, en base a la profesionalidad garantizada, la experiencia acumulada en el servicio, la aplicación de las mejores y más avanzadas tecnologías, el trabajo en red y la socialización del conocimiento.

Por todo ello, ante la pregunta de si la gestión municipal del agua debe ser un servicio público, mixto o privado la respuesta está muy clara: debe ser el mejor. El mejor para los ciudadanos, para el municipio y para el medio ambiente. Seguir garantizando el acceso de todos los ciudadanos al agua, incluso a los que no puedan costearlo de manera puntual, exige mantener y reforzar la actual red de equipamientos. Una red que ha permitido garantizar un acceso cómodo y seguro al agua potable y de saneamiento reduciendo el impacto ambiental de su gestión como servicio en beneficio de todos: de nosotros y del medio ambiente.

Cuidado con los ensayos propagandísticos: estamos hablando de un servicio básico para la salud y la calidad de vida de las personas y con una importante repercusión en el entorno. Los experimentos con gaseosa, nunca con agua. Sensatez, responsabilidad y sentido común: esas deben de ser las premisas básicas en la gestión municipal del agua. Por el bien de los ciudadanos y del medio ambiente. El compromiso de servicio público debe prevalecer frente a todo afán de protagonismo.

El mejor servicio de aguas debe ser el mejor para todos, no el que mejor sirva a los intereses de un partido para significarse políticamente poniendo en riesgo todo lo conseguido hasta ahora.