Aunque aquí seguimos sin sufrir las bajas temperaturas que se están registrando estos días en algunas ciudades de Italia, Grecia, Alemania, lo cierto es que estamos atravesando uno de los inviernos más rigurosos de los últimos años en buena parte de Europa, lo que está provocando un incremento notable en el consumo doméstico de energía.

Por eso, como todos los años, conviene insistir en que cuando el frío aprieta es tan importante evitar su entrada en la vivienda como calentar el interior. Los expertos en climatización del hogar vuelven a recordarnos durante estos días que un correcto aislamiento del hogar es el método más eficaz para ahorrar energía con la calefacción, así como para reducir las emisiones de gases contaminantes asociadas a su uso.

Una vivienda bien aislada puede llegar a reducir a la mitad las necesidades de aclimatación, por lo que antes de poner en marcha la caldera es necesario asegurarnos de que no vamos a perder ese calor por las rendijas de las ventanas o los bajos de las puertas. Por eso una de las medidas más eficaces y económicas es instalar burletes aislantes en todas las juntas de contacto con el exterior. Se trata de esas tiras de espuma o de goma adhesivas que venden en las ferreterías y centros de bricolaje.

Otro punto crítico por el que se cuela el frío y se escapa el aire caliente son las cajas en que se enrollan las persianas y que están en contacto directo con el exterior. Para evitarlo hay que aislar el interior de las tapas con tela o espuma de relleno y colocar cinta aislante ancha en las juntas. Puede servirnos la que utilizan los pintores, que es de papel y se le puede dar una capa de la pintura de la habitación para que no se vea.

Un truco para saber por dónde entra el frio: acercar la llama de un mechero o una cerilla a las juntas de las ventanas

Una forma rápida de localizar las fugas de calor y las entradas de aire frio del exterior consiste en acercar la llama de un mechero o una cerilla a las juntas de las ventanas, las cajas de las persianas y los bajos de las puertas: si la llama oscila, tenemos un escape; si se apaga, tenemos un problema. En cualquier es por allí por donde se nos están escapando los euros de más que vamos a pagar a final de mes en el recibo del gas o la luz, y también es la causa de que se incrementen las emisiones de gases con efecto invernadero que están provocando el actual cambio climático.

También es necesario que renovemos periódicamente el sellado del acristalamiento de las ventanas: la junta de silicona que hay entre el vidrio y el marco de la ventana, que con el paso del tiempo tiende a petrificarse perdiendo su función aislante. Otro consejo práctico y sencillo es correr las cortinas al caer la noche, pues el vidrio frío anula los efectos de la calefacción y bajar las persianas apenas se vaya la luz: de ese sencillo modo podemos llegar a reducir en una cuarta parte la pérdida de calor.

Estas pequeñas cosas son las que hacen que un hogar derroche o no la energía que consume con el uso de la calefacción. Pero tampoco está de más recordar que, así como en verano es absurdo tener que taparnos para combatir el aire acondicionado, en invierno es absurdo ir en calza corta por el salón. Así, antes de subir la calefacción para aumentar la temperatura de toda la casa es mejor echar mano de esa chaqueta de lana con la que nos sentimos tan cómodos, ponernos unos calcetines gruesos o echarnos una mantita en el sofá. No olvidemos que, según los expertos en climatización, por cada grado de aumento del termostato la caldera debe incrementar entre un 8 y un 10% el consumo de energía