Desde la por tantos motivos lamentable sesión del Comité Federal del PSOE del pasado día 1 de octubre, este histórico partido transita por una situación de excepcionalidad difícilmente sostenible.

Se trata, en efecto, de un partido político que vive indefinidamente “en funciones” y sin que nadie sepa hasta cuándo se mantendrá en esta situación, del todo punto anómala y que está claro que en nada beneficia no ya al PSOE sino incluso al conjunto del sistema político democrático de España, porque afecta al presente y el futuro del primer partido de la oposición, es decir a la alternativa de gobierno de izquierdas que hoy por hoy hay en nuestro país.

Militantes, simpatizantes y votantes socialistas de toda España siguen con perplejidad creciente la evolución de una crisis interna del PSOE que nadie sabe cómo y cuándo llegará a su fin, ni tan siquiera quienes la iniciaron, pronto hará ya tres meses, forzando el cese de Pedro Sánchez como secretario general y del resto de los miembros de su Comisión Ejecutiva Federal. Desde entonces está al frente del partido una Comisión Gestora a la que se le otorgaron plenos poderes sin limitación temporal alguna, a la espera que se celebre el Congreso Federal, que en buena lógica debería ir precedido de las elecciones primarias abiertas al conjunto de la militancia socialista para proceder a la elección de quien deba ocupar la secretaría general del partido en el próximo futuro.

Resulta absolutamente insostenible que esta situación de excepcionalidad se mantenga de forma indefinida, sin fijar ya un calendario 

Una situación de excepcionalidad de estas características no puede ni debe prolongarse más. Se puede estar o no de acuerdo con lo que el Comité Federal del PSOE acordó en su penosa sesión del pasado día 1 de octubre, pero resulta absolutamente insostenible que esta situación de excepcionalidad se mantenga de forma indefinida, sin fijar ya un calendario preciso para que el PSOE deje definitivamente de vivir “en funciones”, vuelva a la normalidad y funcione por tanto bajo el mandato de una dirección democráticamente elegida por el conjunto de su militancia.

Al PSOE le resultará muy difícil recuperar la confianza de muchos de sus votantes históricos que se fueron a la abstención o votaron por otras formaciones políticas. También le resultará difícil mantener el apoyo de sus votantes más recientes, incluso de muchos de sus simpatizantes y tal vez hasta de algunos de sus militantes. Pero nada de ello es aún imposible. No lo es, pero puede serlo si esta situación de interinidad y excepcionalidad se dilata, si no se regresa a la necesaria normalidad democrática.

El PSOE todavía está a punto de recuperar lo mucho que ha perdido desde el pasado día 1 de octubre. Para ello será necesario volver a contar con la militancia, primer e imprescindible paso para volver a tener la confianza, el apoyo y el voto de tantos y tantos miles de simpatizantes y votantes progresistas que durante estos últimos años se han alejado del PSOE.