Está sucediendo, ahora mismo, que el Partido Popular debe ir tragándose todos los excrementos habidos, que son muchos. Y acumulados durante numerosos años, y narrados actualmente ante la Justicia por el camarada Correa y algunos de sus secuaces.

¿Pueden continuar -sumidos en el silencio- el presidente del PP, Mariano Rajoy Brey, y también su antecesor en el cargo, José María Aznar López? Y todo eso cuando resulta que ambos llegaron a ser los máximos jefes del PP y, ninguno de los dos, se enteró de lo que estaba pasando.

Ni Aznar, ni tampoco Don Mariano se han dirigido públicamente a la ciudadanía para pedirle perdón porque han convertido el PP en una especie de mafia a la italiana

Digámoslo claramente. El Partido Popular además de ser un partido político, tiene varias connotaciones próximas a la delincuencia. Ni Aznar López, ni tampoco Don Mariano, ni uno ni otro, se han dirigido públicamente a la ciudadanía para pedirle perdón, porque ellos y sectores de su entorno han convertido el Partido Popular en una especie de mafia a la italiana. Berlusconi se hizo amiguísimo de la familia Aznar, a través de Alejandro Agag, yernísimo y dispuesto a montar, y lo consiguió, el Clan de Becerril, que aspiró inútilmente a ser protagonista en la cúpula del PP.

¿Pero, por qué Agag salió zumbando, y prácticamente, desapareció de España y  se instaló en Londres donde todavía sigue? Ante esta situación, el Comité Federal del PSOE se “inclinará por facilitar la investidura de Rajoy, pero el debate en las agrupaciones preocupa a la Comisión Gestora”, según publica el diario El País que, como es sabido, viene a ser el periódico de quienes todavía creen que es de centro izquierda. Mejor dicho, del centrismo. O sea, que desde El País se sigue protegiendo a Rajoy. Por algo será.