Seguro que te gusta ahorrar en cualquiera de tus facturas mensuales, y el concepto «gasolina para la moto» es una de ellas. En este artículo no nos limitamos a darte consejos de cómo ahorrar gasolina. Por ejemplo, comprar un scooter en función de los consumos, no «estirar» el motor, no «abrir» a fondo a la salida de los semáforos, echar en las gasolineras de «marcas blancas». Nos parecía que eso era demasiado poco para nuestros lectores.

Hemos preferido medir de una forma científica (a través de ocho pruebas realizadas a los mandos de un Honda Scoopy SH300) si se puede consumir menos sin cerrar el puño del gas. Es decir, comprobar si se puede ahorrar sin renunciar a la velocidad de viaje y al placer de conducción que son, respectivamente, principales motivos de compra.

Teniendo en cuenta unos recorridos anuales de 6.000 km, se reducen los gastos de carburante una media de 70 euros. Para obtener estos resultados –el ahorro llega hasta el 13%– hemos tomado en consideración sólo las pruebas que han dado beneficios en el consumo y no ha reducido de algún modo la seguridad de conducción del piloto ni la perfecta eficiencia mecánica del vehículo. Tanto es así, que hemos excluido del cálculo final algunas pruebas que incluso habrían incrementado el ahorro. Por ejemplo, los neumáticos usados y el filtro sucio.

No sólo eso, sino también hemos añadido indistintamente los datos «ventajosos» para el consumo, obteniendo un resultado puramente teórico, y al término de nuestras pruebas hemos repetido desde el principio la prueba preparando el vehículo de la forma más segura y más favorable para los consumos. Si, por ejemplo, un parabrisas incide en el gasto de carburante en un 5% y el equipamiento hasta un 3%, el resultado de las dos previsiones juntas no equivale al 8%, porque, en cierto sentido, la primera prueba anula el efecto de la otra.

La seguridad en la conducción es, y debe ser, la primera obligación para el uso responsable de la moto en función de los consumos. Recordamos también los costes «indirectos» de una elección equivocada: reducir el mantenimiento de una transmisión o de un motor provoca mayores costes de reparación, y después ya no pueden ser compensados por una reducción de los gastos en carburante. 

También renunciar a un neumático perfectamente eficaz equivale a aumentar los riesgos de accidente. ¿Vale la pena, por pocas decenas de euros al año, poner en riesgo seguridad del piloto y la integridad del vehículo? Ciertamente no. Esperamos haber conseguido explicarlo todo de forma clara a lo largo de las ocho pruebas realizadas.

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