Es casi impredecible saber hacia dónde camina el Bitcoin. El que, sin duda, es uno de los productos financieros más volátiles a los que se puede acceder hoy en día, sigue con su alocada carrera de subidas y bajadas, y nadie puede deducir muy bien cuál va a ser su siguiente paso. Mientras que algunos reconocidos personajes del sector financiero hablan de subidas espectaculares, otras fuentes apuntan a un sistema bastante caótico y que no permite el despegue del Bitcoin. Veamos pues, cuáles de estas opiniones están más cerca de estar en lo cierto y cuáles no.

Sin duda, uno de los comentarios más destacados y llamativos de las últimas semanas fue el de John McAfee, el conocido programador y empresario. Famoso, en parte, por sus polémicas y exabruptos, la última afirmación de McAfee fue asegurar que el precio del Bitcoin subiría hasta los 500.000 dólares norteamericanos en 2020. Una subida del 10.000%, teniendo en cuenta que el precio actual del Bitcoin es de alrededor de 2.300 dólares. Además, lo más llamativo de las declaraciones de McAfee fue la seguridad con la que se pronunció, ya que, literalmente, afirmó que se comería su “dick [sinónimo de miembro viril en inglés] en la televisión nacional”.

El nuevo software, otro motivo para el optimismo

Aunque no, quizás, con la virulencia que predice McAfee, lo cierto es que el Bitcoin si ha dado ciertas muestras positivas durante las últimas fechas. Tras una semana bastante bajista, en la que perdió su soporte de los 2.000 dólares, la criptomoneda volvía a dar buenas noticias con el éxito de su nuevo software.

El pasado 18 de julio, la moneda electrónica volvía a rebotar hasta los 2.300 dólares, gracias a que, en parte, una nueva versión del software de la moneda, conocida como SegWit2x, había puesto de acuerdo a las dos partes que controlan el mercado de Bitcoin: los miners y los desarrolladores, conocidos como Core.

Según comentarios de las fuentes, el SegWit2x, había logrado unir a ambas partes y dar vía libre a un mayor desarrollo de la divisa encriptada, que se encontraba en un punto de stand by. Y es que, de no haber acuerdo entre los miners y el Core, la evolución del Bitcoin se podría ver ciertamente lastrada y, por lo tanto, podría verse como otras divisas como el Ethereum o el Litecoin acometían un sorpasso sobre ésta.

Su naturaleza, origen y causa de sus éxitos y problemas

Para los que no conozcan la naturaleza del Bitcoin y sus características principales, hay que explicar que todos estos problemas entre miners y Core están provocados por su propia forma de ser, que es también la que la ha convertido en un objeto muy preciado en los mercados financieros. Es decir, la fisionomía y características del Bitcoin la ha convertido en una estrella y, a la vez, hace que las dudas aparezcan de ven en cuando.

En este caso, el principal problema del Bitcoin ha sido su carácter de divisa descentralizada, que no cuenta con ninguna institución oficial o bancaria que la controle. Así pues, en el conflicto entre las dos partes que controlan esta criptodivisa, no existe nadie que pueda emitir una decisión definitiva sobre su evolución. Todo, en el Bitcoin, tiene que llevarse a consenso entre los muchos actores implicados en su gestación.

Sin embargo, esta misma característica del Bitcoin ha sido una de las que la que la ha llevado a ser un elemento súper apreciado por los inversores de cualquier tipo. Y es que el hecho de que no esté vinculada a ninguna organización o institución central hace que sea imposible que el Bitcoin sea manipulado con fines ‘privados’ o ‘partidistas’.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el anonimato, una de sus características más apreciadas pero que, a la vez, la ha llevado a formar parte de ciertas polémicas, como la de los secuestros informáticos, que requerían el pago en Bitcoins. Así pues, parece que la principal causa de la volatilidad del Bitcoin es su propia naturaleza y que, en ella misma, uno puede encontrar tanto razones para las caídas de sus precios como para las alzas. Así, claro, es muy difícil predecir hacia dónde camina esta divisa eletrónica.