El Banco de España (BdE) calcula en 27.344 millones de euros el importe de las ayudas que los contribuyentes han destinado a la reestructuración del sistema financiero que no se podrán recuperar. Fueron las antiguas cajas de ahorro y concretamente la quiebra de Bankia, Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Banco de Valencia. Estos datos se desprenden del Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España, 2008-2014, un documento que ha presentado como base a la comisión de investigación en el Congreso sobre la crisis financiera.

Ningún organismo internacional anticipó la crisis

El informe del Banco de España reconoce que en 2008 "no se anticipó una fase recesiva tan intensa" de la economía "ni sus detonantes" así como que las herramientas de política interna económica fueron "claramente insuficientes". El supervisor, presidido durante el periodo analizado por Jaime Caruana (2000-2006), Miguel Ángel Fernández Ordóñez (2006-2012) y Luis María Linde, señala en particular "la escasa implantación a escala internacional de esquemas de identificación temprana de riesgos financieros de carácter sistémico y de herramientas de política macroprudencial". En esa falta de mecanismo internacionales justifica las limitaciones del Banco de España a "un enfoque más prospectivo y eficiente en la prevención de la crisis a escala tanto global como nacional".

Las cajas de ahorro

El informe del Banco de España señala que en los años previos a la crisis  las cajas llegaron a multiplicar la concesión de créditos y superaron a los bancos con políticas de riesgo casi nulas. Todo ello, con unos órganos de gobierno en los que las Comunidades Autónomas, con sus legislaciones específicas, las consideraban "un instrumento relevante de su actuación política y económica". El informe hace un relato descriptivo, sin entrar en muchas valoraciones. Fueron las antiguas cajas de ahorro las que asumieron la inmensa mayoría del crédito del ladrillo.

Sin autocrítica

Según el banco supervisor, en términos netos, las ayudas a la banca ascienden hoy a un total de 60.613 millones de euros, aportados en su mayor parte (39.542 millones de euros) por fondos públicos y el resto (21.071 millones de euros), por el Fondo de Garantía de Depósitos que componen los bancos. Casi 10 años después del estallido de la crisis, la pero desde la Segunda Guerra Mundial, la conclusión del informe es que sus efectos están lejos de superarse y, según el BdE, no se pudo atajar desde las instituciones encargadas de velar por la estabilidad financiera a pesar de las señales que enviaba el sistema.