Si nos paramos diez segundos a mirar a nuestro alrededor, observamos como nuestro mundo cambia día a día. Todo evoluciona a una velocidad inimaginable. Sin embargo, la estructura del sistema eléctrico se ha mantenido casi inalterada desde hace más de un siglo: grandes centrales de generación de electricidad vierten energía que es transportada en redes hasta el consumidor final. Una estructura analógica, unidireccional y poco automatizada. ¿Ha llegado el momento del cambio?

Las redes eléctricas en España están evolucionando de un tiempo a esta parte. Las compañías están vertiendo sus esfuerzos en transformar las redes analógicas en redes inteligentes, también denominadas smart grids. Esta tipología de red es capaz de integrar a los flujos de energía flujos de información, de manera que el consumidor ahora tiene un papel activo y tiene la posibilidad de tomar decisiones y modular sus necesidades y costes energéticos.

Se pasa de una estructura unidireccional a una estructura eléctrica bidireccional, que abre la puerta a un consumo a la carta, que permite agilizar trámites cotidianos como altas, bajas, modificaciones de potencia etc. En definitiva, contribuye a mejorar la calidad del servicio y la eficiencia. Algunas compañías energéticas, como por ejemplo Gas Natural Fenosa ya se han puesto manos a la obra. Unión Fenosa Distribución, su filial de distribución eléctrica, había instalado en marzo más de 3 millones de contadores inteligentes en España, que representa la sustitución del 83% de su parque de contadores. 

El dispositivo que se sitúa, a nivel doméstico, como el punto nodal de toda esta evolución es el contador inteligente. La función del contador analógico -no inteligente- era contabilizar el gasto de energía eléctrica de cada vivienda. Sin embargo, este tipo de contadores tienen los días contados, pues están siendo sustituidos por los contadores inteligentes. Estos últimos permiten aplicar el coste de la energía según el momento en que la energía es consumida, pero además, incorporan la tele gestión o tele medida, la capacidad de lectura de los contadores y el tratamiento de la información de forma remota. En otras palabras, se trata de un nuevo sistema de facturación de la electricidad por horas para los consumidores, con la ventaja de que no es necesario que un técnico se desplace hasta la vivienda para hacer la lectura del contador de manera presencial.

Asimismo, los nuevos contadores mejoran la calidad del servicio, ya que agilizan la lectura del consumo (el usuario puede consultar sus curvas de consumo desde diferentes dispositivos) y las operaciones a distancia solicitadas por los usuarios, como altas, bajas, modificaciones o reconexiones. Cualquier cambio o gestión se realiza de manera ágil y rápida, y las incidencias varias que puedan surgir se pueden resolver de manera mucho más eficaz.

Además, los medidores electrónicos permiten aportar información sobre el consumo para facilitar el ahorro y el uso responsable de la energía. Los nuevos equipos son capaces de recoger los datos energéticos de la vivienda y de transmitirlos a los sistemas de información de la compañía distribuidora, permitiendo al usuario conocer su consumo para adecuarlo a sus necesidades y para mejorar la eficiencia energética de su hogar. Y todo esto no supone ningún coste adicional ni implica cambios en los términos de contrato.

Un paso hacia adelante que en España ya se está materializando. Según datos emanados de la CNMC, a cierre del primer semestre de 2016 había en España 17,54 millones de contadores inteligentes. De hecho, el 62 % de los más de 28 millones de contadores instalados en España son inteligentes, lo que implica que son capaces de medir de forma remota el consumo horario de energía eléctrica de los usuarios.  

Un cambio que mejora la estructura de la red eléctrica y que avanza en la hoja de ruta encaminada a dibujar ciudades inteligentes. Se abre la puerta al consumo a la carta, se utiliza de manera más eficiente y responsable la energía, permite a las empresas ofrecer nuevos productos y servicios, se automatizan operaciones cotidianas y se mejora la calidad del servicio.