Aseguran los cronistas políticos que el futuro de Podemos se juega en su próximo congreso. Nada menos cierto; en Vistalegre habrá un duro pulso de poder interno camuflado tras un decorado debate de ponencias y reglamentos. Rutina pura. No será en un pabellón municipal donde se jueguen a cara o cruz  las expectivas y esperanzas de Podemos sino en la Sala del Senat, del Parlament balear, donde se reúne la Mesa de la Cámara cada lunes, convertida en la Numancia de la presidenta Chelo Huertas, ex socialista, embarulladamente ex podemita y, en las últimas sesiones, interesada socia del PP.

Las huestes baleares de Podemos han organizado un festivalero totum revolutum que sería divertido si la institución donde recae la soberanía popular del archipiélago no estuviera bailando la conga. Expulsada del partido por una oscura defensa de una subvención presupuestaria a otro destacado colega político, Chelo Huertas se niega a abandonar la presidencia de la Cámara y ha denunciado ante la Justicia a los dirigentes de la formación; a quienes la sentaron en el cargo, vamos. La portavoz del PP la respalda a muerte y el secretario general la invita a comer en “tête à tête”. Todo un sainete con el fondo de los coros de Podemos, cuyos simpatizantes andan horrorizados y perdidos como perros sin collar. Algunos huyen sonrojados.

Detrás del espectáculo, en las ocultas bambalinas, se marchitan las esperanzas – probablemente creadas por necesidad desde la exageración - de miles de personas que buscaban un parapeto en el partido Poderosos contra Resto del Mundo, que los primeros siguen ganando sin bajar del autobús.

Podemos provocó una mayúscula sorpresa y enormes expectativas en las ya lejanas elecciones europeas de 2014. En la práctica cotidiana y más allá de la jerga desafiante de algunos de sus líderes, la pregunta es si aquella receta curalotodo ha servido para algo en estos tres años. Probablemente sí, pero de momento no se nota porque el enfermo sigue con fiebre. El caso de la Presidenta del Parlament balear y todas sus derivaciones la mejor visualización. De ahí la decepción.