¿Cómo explicar la probabilidad de que el Comité Federal (CF) de los socialistas, a celebrar esta semana, “diga digo donde dijo Diego”? No olvidemos que la postura unánime del CF en los nueve meses de interinidad del Gobierno de Rajoy fue no posibilitar, ni  por activa ni por pasiva, la investidura del candidato popular.

¿Cómo explicar el cambio radical de significados barones (incluida la baronesa andaluza) del PSOE, así como de próceres y gurús “históricos” del ámbito socialista?
Una explicación oficiosa se basa en que sería absolutamente irresponsable que los socialistas, con su negativa, posibilitaran unas terceras elecciones no deseadas por casi nadie (al menos de boquilla). Según algunos barones y baroncillos, la abstención socialista no tendría un carácter “ideológico” sino puramente “táctico”, léase evitar unos todavía peores resultados en unas nuevas elecciones. Pero no son pocos los analistas, miembros de los entornos socialistas, militantes, simpatizantes, votantes… que sin negar tal riesgo consideran que puede ser peor el remedio que la enfermedad. Lo expone con claridad Patxi Lopez, socialista significado y exlehendakari, al volver a defender el «no» a la investidura de Mariano Rajoy y a  considerar que para los socialistas es “mejor pasar un mal rato en unas nuevas elecciones que avalar” al líder del PP y a un  gobierno de la derecha, y mucho menos “blanquear un partido cuyos principales dirigentes desfilan por los banquillos acusados de corrupción”. El PSOE no puede amnistiar esa corrupción, ni a un partido que no ha asumido ninguna responsabilidad por ella y que con sus políticas ha generado tanto sufrimiento. Es verdad que hay quien piensa que unas terceras elecciones serían lo peor para el PSOE porque seríamos, de alguna manera, el chivo expiatorio, lo que no deja de ser absolutamente injusto (¡como si fuéramos los únicos responsables de esta situación), pero avalar al PP podría ser una losa demasiado pesada.
Somos más de uno los que pensamos que sí hay un problema con tintes ideológicos
Pero hay más. Somos más de uno los que pensamos que sí hay un problema con tintes ideológicos. No en vano la batalla se centró en la persona de Pedro Sánchez, Secretario General y candidato del PSOE. Los llamados por entonces “críticos”, ahora resulta difíciles cualificarles, consideraban que en la línea política propuesta por Sánchez latía un izquierdismo infantil y una ingenuidad respeto a Podemos. No negaban, ni niegan, los valores defendidos por él: la igualdad real de oportunidades frente a las desigualdades vigentes, la defensa clara y decidida de los derechos individuales y cívicos…, pero deben aplicarse con prudencia Además, siguen anclados en el finiquitado bipartidismo, rechazando (¡va de retro!) cualquier posible pacto con Podemos. En pura lógica, sólo les queda la abstención “técnica”. Basta leer unas recientes declaraciones de un ilustre mallorquin, Joan Mesquida, ex Secretario de Estado con ZP, donde apostaba “por una abstención bien negociada con los populares para sacar provecho político” que posibilite la investidura de Rajoy. También afirma (sic) que los que se han posicionado a favor de P. Sánchez “ganan los congresos pero pierden las elecciones”.Pero, ¿Cuál será la opción del Comité Federal? Es probable, no seguro, que ganen los pro-abstencionistas, aunque sea por escaso margen. Pero  visto lo visto, y oído lo oído, ¿ qué número de diputados socialistas mantendrán su negativa a abstenerse? ¿Cuál será la reacción de los militantes, de los simpatizantes…?

Y mientras el PSOE puede quedarse al albur de un Congreso anunciado ad kalendas grecas  recorriendo la senda del PASOK griego.