Una madre te da la vida y la familia te proporciona los primeros mimbres para construirla. Los amigos en cambio te dan la forma que poco a poco vas a ir tomando durante toda la vida. Desde muy pequeño me he rodeado de superhéroes con diferentes poderes que han hecho más mágica mi vida.

Me presentaron a Andrés Vázquez Sola hace ya un porrón de años en Sabinillas, en casa de unos maestros inolvidables, José y Amalia. Ya lo conocía, por un programa de Canal Sur, entonces sería Telesur, donde Andrés dibujaba en directo caricaturas de personajes de la cultura. Me encantó sin duda conocerle. La suerte sería que mi primer trabajo remunerado en mi vida fuera ordenar y clasificar la gran biblioteca de Andrés. En ella estaba el compendio de su vida: la literatura fascista de un familiar, las lecturas obligadas de su seminario, las primeras lecturas francesas en el exilio, la literatura marxista leída y subrayada, las novelas de García Márquez dedicadas por el autor como los poemarios de Blas de Otero… Sin duda aquel trabajo marcaría para mí un antes y después para dedicarme a lo que me he dedicado toda mi vida: a los libros. Y aquellas mañanas en Villa Paloma entre olores de lienzos frescos y el polvo de los estantes fue un maravilloso verano difícil de olvidar. Conversaciones, baños en la piscina central tan loca que había dentro de la casa…y aquellos ponientes y aquellos levantes.

El día que se casó con Angélica Carmenate fue un día genial. Nunca había perdido el humor, nunca su sonrisa…pero cuando se casó con ella creo que la felicidad llegó para quedarse. El enlace matrimonial fue en la casa de veraneo de la familia de Blas Infante en Manilva, fue conducida por mi padre, entonces concejal y a la sazón cura laico, en la que estaban gente tan genial como Juan José Téllez, José María Sánchez Casas o José Antonio Barroso. Como diría un amigo: mucho leninista mucho mucho. Con todos ellos me uniría después una buena amistad.

Creo que en toda mi vida siempre he tenido relación con Andrés y Angélica y me parece mentira que llegue a los 90 años, porque quién lo puede decir ¡si el año pasado estuvimos en La Habana juntos! Ha llegado Andrés a las 90 primaveras con todo un acervo y un pasado honesto, sin igual, de trabajo y defensa de los derechos humanos. Un resistente del siglo XXI.

En estos años de amistad con Andrés por supuesto que también hemos discutido, y mucho. No tanto por la cuestión vasca, un tema apasionante, que en eso quizás coincidíamos más, pero sí sobre los modelos de organización del comunismo o el protagonismo de los nuevos movimientos sociales. Los debates con Andrés son duros, pero sin perder la sonrisa. He aprendido mucho a su lado, y sigo aprendiendo. Ahora le ha dado por seguir escribiendo, dibujando, pintando…y claro, ya sabéis, amenaza con seguir publicando. En Atrapasueños estamos encantados con un libro escrito por Andrés y Felipe Alcaraz, en homenaje a la Revolución Rusa de 1917. Así que queda un otoño caliente de actos y lucha por la memoria revolucionaria, eso sí, sin perder la sonrisa.

A Vázquez de Sola cada vez que lo descubre una persona joven, gana un adepto. Esa es su mayor virtud. También cuando algún dibujante lo descubre se queda impresionado, no podría ser menos. Cuesta mucho romper el cerco del silencio que el mercado genera en torno a artistas de su talla y compromiso. Aún así desde “la institucionalidad” se ha conseguida abrir brecha o directamente desde la intervención cultural. El documental Trazos de una vida o las exposiciones más recientes han conseguido doblegar el peso de ese silencio. La medalla de Andalucía que recibió hace dos años quizás consiguió abrir una puerta, pero es complicado cuando la libertad de expresión o una voz libre en este país se sigue persiguiendo , o si no ¿por qué no está Vázquez de Sola en los centros de arte contemporáneos de Andalucía? Queda seguir trabajando en colectivo para romper el silencio sobre la vida y la obra de Andrés. Esta semana celebrará su 90 cumpleaños, yo no podré estar, y escribo este artículo precisamente como ejercicio de resistencia por la amistad que nos une.

Ya me comí el pastel de los 83 años con Fernando Macías, Natalia Robles, Manuel Gerena… en Trebujena, también cumplía 50 años de carné del PCE. Después otro homenaje y cumpleaños en Medina Sidonia en 2013, era su 85 cumpleaños. Qué buenos momentos han sido estos años de tanto caminar junto a Vázquez de Sola y Angélica. Creo que vamos a seguir caminando juntos. Andalucía necesita a hombres y mujeres libres, como ellos, que nos hacéis libres. Así que gritamos más que nunca: ¡queremos vuestra sonrisa!.