El 39 Congreso Federal del PSOE forzó la inclusión en su ideario político del reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado no porque fuera una reivindicación de bases socialistas ni porque el propio secretario general hubiera visto de pronto la luz del federalismo a varias velocidades, sino porque Pedro Sánchez logró la Secretaría General gracias en buena medida al apoyo de los socialistas catalanes que dirige Miquel Iceta.

La controvertida ‘plurinacionalidad’ entraba en el mismo paquete de los tres miembros del PSC que se sientan en la Ejecutiva de Sánchez: un paquete con el cual el secretario general estrechaba y fortalecía su alianza estratégica con el socialismo catalán.

El maestro Ábalos…

Sin embargo, lo que Ferraz ganaba por el norte corría el riesgo de perderlo por el sur (Andalucía, Valencia, Extremadura). En realidad, no solo por el sur: también por el por el este (Baleares) o por el oeste (Navarra, La Rioja).

Cada dirección territorial está utilizando su propia terminología para eludir ese ‘Estado plurinacional’ que el secretario federal de Organización, José Luis Ábalos, intenta imponer a sus compañeros de partido como esos maestros a los que la clase se les ha ido de las manos y no logran restaurar el silencio frente al guirigay escolar.

…y el maestro Cornejo

Ayer mismo Juan Cornejo, número dos del PSOE-A y precisamente maestro de profesión, citaba reiteradamente la Declaración de Granada como Biblia de los socialistas andaluces en materia territorial.

Sobre la tan traída y llevada ‘plurinacionalidad’, Cornejo no dijo ni una palabra, algo que molestó al sanchista andaluz y secretario federal de Relaciones Institucionales del PSOE, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que su cuenta en Twitter escribía con retranca que estaba “seguro” de que el secretario de Organización del PSOE-A "también tiene como referencia las resoluciones del 39 Congreso Federal, donde expresamente se dice que España es un Estado plurinacional".

El 4D y el 28F no se tocan

La idea de la plurinacionalidad levanta en general bastantes ampollas entre los socialistas andaluces, en quienes está muy viva la memoria de los legendarios 4 de Diciembre de 1977 y 28 de Febrero de 1980 con los que Andalucía se hizo políticamente adulta y consiguió quebrar el modelo territorial asimétrico ideado por el Gobierno de Adolfo Suárez y los nacionalistas vascos y catalanes.

La movilización andaluza de aquellos años habría de desencadenar una dinámica autonómica de igualación territorial que nunca fue del agrado de las ‘nacionalidades históricas’.

No es no: en el 80 y ahora

Que los andaluces, y el propio PSOE regional, acepten ahora de buen grado la asimetría que masivamente rechazaron en 1977 y en 1980 es poco probable. Y quienes le sugieran que la acepte corren el riesgo de achicharrarse políticamente, como se achicharró hace cuatro décadas la derecha andaluza, entonces alineada mayoritariamente bajo las siglas de UCD.

Quienes quieren ver en las reticencias del PSOE andaluz a la idea de la plurinacionalidad un mero efecto colateral del enfrentamiento Madrid/Sevilla o Pedro Sánchez/Susana Díaz, olvidan incorporar al análisis la decisiva ‘variable 28-F’.

Cataluña es Cataluña: en el 80 y ahora

A su vez, los socialistas andaluces que interpretan la plurinacionalidad simplemente como parte del intercambio de cromos entre Sánchez e Iceta olvidan incorporar al análisis el sentimiento generalizado entre los catalanes de que su Comunidad merece un trato político –y presupuestario– singularizado.

Para muchos socialistas del sur no es cuestión de palabras, sino de la interpretación que se da a esas palabras. Los socialistas valencianos de Ximo Puig también hablan abiertamente de que la Constitución reconozca “la asimetría estructural del federalismo español en virtud de los hechos diferenciales de algunas comunidades autónomas", pero ese lenguaje del PSPV no parece inquietar al PSOE-A.

Así lo explicaba un dirigente andaluz: “Aquí el tema de fondo es que los catalanes quieren volver al 77 y al programa de las dos clases de autonomía, una de primera y otra de segunda; el problema es que para el PSC Granada es un punto de partida, no de llegada, justo todo lo contrario que para el PSOE andaluz”.

Un sudoku endiablado

La cuestión territorial va tomando la forma de un endiablado sudoku de dificilísima resolución para un partido como el socialista que lleva el igualitarismo en su ADN. Dificilísiam resolución porque la singularidad territorial solo puede ser efectiva de dos maneras: o con más poder político o con más beneficio económico, aunque en el fondo ambas maneras acaban a la larga siendo una sola y la misma.

Eso es lo que tanto temen los socialistas andaluces. Sin duda, que Susana Díaz y Pedro Sánchez no se soporten agrava ese temor y dificulta una gestión reposada del mismo, pero si la relación entre ambos fuera la ideal el problema seguiría existiendo igual.