La coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, ha conseguido enfadar, y mucho, a sus compañeros de Podemos Castilla-La Mancha al mostrar su rechazo explícito a la entrada de la formación morada en el Gobierno del socialista Emiliano García Page“Entrar a gobernar en minoría en gobiernos con el PSOE supone lanzar el mensaje de que no se puede hacer mucho más", declaraba Rodríguez en una entrevista en Radiocable.

La réplica llegaba horas después: "No paran de reclamar que los territorios tengan más autonomía a la hora de decidir, pero parece que desde Andalucía nos tienen que decir a los castellanomanchegos lo que debemos hacer en nuestra tierra", decía con visible irritación el líder morado, José García Molina, que también se despachaba con la corriente Anticapitalistas a la que pertenece Rodríguez tachándola de “residual y marginal”.

No rotundo al PSOE

En opinión de Rodríguez, al entrar a formar parte del Gobierno de Castilla La Mancha "se limitan las posibilidades de crítica y alternativa" y se envía a la gente el mensaje de que "solo es posible practicar recortes blandos y no es posible una alternativa al marco general de la austeridad que suponga dar un giro de 180 grados a las políticas económicas".

Rodríguez no solo es contraria a pactos estables con el Partido Socialista, sino que su organización hizo recientemente un llamamiento a Izquierda Unida para que saliera de los gobierno locales que mantiene con el PSOE en numerosos ayuntamientos andaluces. En las bases y entre los alcaldes de IU no gustó nada la recomendación.

Con los socialistas, Rodríguez defiende, en el mejor de los casos, acuerdos puntuales, como los alcanzados en Andalucía sobre memoria histórica o derechos sociales del colectivo Lgtbi. 

Un respeto

El secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha, José García Molina, reprochaba a Rodríguez su pretensión de querer convertirse "en la voz autorizada de todo el mundo", y ello a pesar de que en el congreso de Podemos la corriente Anticapitalistas, la más izquierdista de la organización, tuvo "una situación casi marginal".

García Molina le reclamó a Rodríguez "respeto a todos los compañeros” y le recordó que el partido en Castilla-La Mancha lo tiene “bastante claro" y por eso ha decidido entrar en el Ejecutivo de Page. "Que no se fíen del Partido Socialista me parece bien, pero que no se fíen de nosotros ya no me parece tan bien", lamentaba García Molina.