Las primarias y el culo del consejero cesado.- Y no desdoblamos género por dos razones: aprovechamiento energético y no nos sale del alma. El caso es que era viernes como siempre (hay un momento en la vida de mi altocargo que siempre es viernes a las dos de la tarde y empieza una liturgia de barra charlada). El calor del fin del mundo acolcha las ansias y demanda gestos suaves y cerveza muy fría. En treinta y tantos años de autonomía y eso mi altocargo y yo hemos visto pasar cementerios y cementerios de cadáveres cesados por los presidentes de turno: cadáveres fosforescentes cuyos nombres se traga la garganta del tiempo. Ya sabemos con Churchill que la democracia es que el lechero llame a las seis de la mañana y que los consejeros se resignen en sus ceses como se alegraron en sus nombramientos. Pero en todos y cada uno de ellos (viva el neutro, carajo) anidó el mismo y razonable y envenenado pensamiento que los dejó sin dormir el jueves por toda la noche: mira por dónde se ha llevado mi culo político la patada de Pedro Sánchez a Susana en las primarias.

Lloro por Llera.-A pocos tres metros de nosotros, mientras crece la bulla tan de agrado en estos barrios miarmeros, hay un grupo y en el centro un señor que se parece mucho al (ya no) consejero De Llera. Descartamos que se trate del consejero mencionado porque, según las fuentes bien informadas de San Telmo, de Llera se ha ido a petición propia y lo que vemos en el grupo es un gestual de abrazos llorosos, más propios de los ceses inesperados. Pero tres cervezas más tarde y ante la contundencia física del parecido al original, damos en colegir que lo mismo el cese no ha sido tan onírico: allí lo que se ven son episodios de señoras engollipadas por la emoción y colegas con caras graves en un coro de murmullos que bien podrían ser reproches a mayor gloria de nuestra señora la sultana de Andalucía.

Rosa es la flor.- Igual las lágrimas tienen que ver más con la sucesora que con el antecesor:  digamos que se haya autocesado De Llera, vale que cuando se ponía delante de un micrófono podían echarse a temblar todos los manuales de corrección política, pongamos que el alayismo ya no es lo que era pero ¿qué narices pinta Rosa Aguilar en Justicia?   ¿Y cómo es que va de consejería en consejería sin solución de continuidad cuando el personal altocarguista por donde ha pasado (Aguilar, Rosa, dícese) da saltos de alegría cuando se va?  Si no es por la cosa orgánica que no; si no es por la cosa territorial que tampoco, si no es por tocarle las narices a los poscomunistas que ni mucho menos, entonces, por qué sigue siendo consejera Rosa Aguilar? Mis fuentes dicen que prefieren explicarme mejor los principios de la fusión nuclear en frío o, a elección, el misterio de la Santísima Trinidad.

Bono, Chacón y… Susana.- De la asamblea somos mi altocargo y yo y dos jarrones chinos de gran valor (exconsejeros y cadáveres en jerga) que se han inmolado en la campaña a favor del susanismo así tomado y (consecuentemente) tienen un escozor en sus partes que sabe a derrota y a hiel:

Jarrón uno.- Vaya mierda de campaña.

Jarrón dos.- Vaya mierda de estrategia.

Jarrón uno.- Vaya mierda de discurso.

Jarrón dos.- Dura una semana más (la campaña) y nos barren del mapa.

Jarrón uno.- Es que la sultana iba de ganadora sin remedio, como si estuviera en una asamblea de su agrupación, como si con respirar fuera suficiente.

Mi altocargo.- (Que a veces va tan sobrado que lo mataría pero como en la copla de Sabina, yo no quiero catorces de febrero). Nunca me han gustado estos análisis ya con el resultado decidido; así todos somos muy listos, todos habíamos dicho que, todos teníamos nuestros resquemores que, todos sabíamos que… Pero ya puestos ahora y sobre todo convendría citar a Máximo Díaz, que lleva el gafe en los tuétanos: asesoró a Bono y palmó; estuvo con Chacón e idem, dios me perdone, y se lo trae Susana de las manchas castellanas y la caga con Susana, que parecía la inspiración del corteinglés hace dos años y ahora se tambalea en Andalucía.

Jarrón uno.- Menos patadas en los culos de los consejeros y más máximos cogiendo el camino de vuelta.

Jarrón dos.-Es un clamor en las agrupaciones, se acabó ese dueto un tanto oscuro.

Mi altocargo (menos sobrado esta vez).-Dicen que a la señora, en este caso, le ha dado un ataque de proteccionismo maternal, para que no lo fusilen al amanecer.

Pagamos a medias, los clientes del bar uno a uno se fueron marchando, pero allí quedó flotando Máximo como más bien lo contrario: un nombre que expresa en su mismidad presente brevedad.